Reseña de Manga
Devilman, The First
de Gō Nagai

Edición española: Panini (IV-2019, VI-2019, VIII-2019),
según la edición japonesa de Shōgakukan de 2018.
Sentido de lectura oriental.
Guion y dibujo: Gō Nagai
3 tomos de 368 páginas. B/N. Encuadernación en rústica con sobrecubiertas.

Cuando se habla de Gō Nagai, resulta inevitable que a uno le venga inmediatamente a la cabeza Mazinger Z, pero realmente se está citando a uno de los autores mas representativos de la industria del manga.

A finales de los años sesenta, Gō Nagai ya había levantado su primera polémica: su Harenchi Gakuen, una comedia picante ambientada en un instituto donde la principal ocupación de alumnos no era estudiar, sino abordar a las chicas, y donde las clases se transformaban en fiestas en las que los estudiantes se desnudaban, jugaban al mahjong y bebían sake. En esta escuela, los profesores tienen cierto tinte sádico y se centran en maltratar a sus alumnos. Su autor se burlaba así del rígido sistema de educación japonés, lo cual le valió no pocas críticas de los conservadores estamentos de la época, que acabaron solicitando la retirada de la serie de Shōnen Jump, la revista en la que se publicaba, sobre todo cuando se puso de moda mirar por debajo de la falda de las chicas, algo que se convirtió en una práctica común en las escuelas de la época. Esta moda surgió a raíz de un episodio de esta serie en la que su protagonista, apodado Oyabun, levantaba la falda de Jūbei, su principal víctima y la verdadera heroína de esta historia. Visto el revuelo que se armó, a su autor no se le ocurrió otra cosa que concluir la serie con el asalto del instituto por parte de las asociaciones de padres, que portando todo tipo de armas, acaban destruyéndolo con misiles y matando a muchos de sus alumnos.

Más carga erótica tienen otras de sus obras de la década de los setenta, como la protagonizada por la justiciera enmascarada Kekko Kamen (que viste bufanda, máscara, guantes y poco más), cuya misión es la de romper el cuello a los pervertidos maestros de una escuela superior que humillan sexualmente a sus alumnas. Otro obra bastante conocida del autor dentro de este género son las aventuras de la androide de apariencia femenina Cutie Honey, capaz de realizar siete transformaciones diferentes (durante las cuales tiene que, lógicamente, mostrarse desnuda), en lucha permanente con las Panther Claw, un grupo de brujas guerreras lideradas por la terrible Sister Jill. Ooso Comics es la editorial encargada de publicar en castellano y en catalán las aventuras de esta “heroína del amor”, como el autor la denomina irónicamente.

Las obras de Nagai no sólo versan acerca de robots gigantes y chicas desnudas, de hecho, entre su bibliografía podremos encontrar ejemplos de los temas más variados: el manga histórico, comedias, historias de detectives… pero el otro género en donde indudablemente destaca el autor es el del terror.

Su primera incursión notable en este terreno se produjo en una revista de la editorial Kodansha, Weekly Bokura Magazine, una especie de apéndice de la Weekly Shōnen Magazine, que alcanzó los 76 números entre 1969 y 1971 (hay que hacer notar, por cierto, que en ella se publicó una versión local de Hulk autorizada por Marvel, con algunos guiones de Kazuo Koike y un estilo de dibujo que imitaba el de Herb Trimpe).

La obra en cuestión se llama Maō Dante y está protagonizada por un muchacho convertido en demonio. Una interpretación bastante peculiar de la Biblia sirve como hilo conductor de un relato donde encontraremos sacrificios humanos, sectas satánicas y seres diabólicos, todo ello aderezado con unos niveles de violencia nunca vistos previamente en un manga. A finales de 1971, la revista es cancelada y la serie queda en suspenso. Nagai se ve obligada a suavizar su contenido, pues resulta inapropiado para ser publicada en Shōnen Magazine. Así es como acabaría gestándose Devilman, el manga que hoy nos ocupa.

Portada del nº 22 del 6/11/72 de Shōnen Magazine, comienzo de Devilman

Devilman parte de un planteamiento similar a Maō Dante, y a pesar de haber reducido sus dosis de violencia, la crudeza de alguna de sus escenas es capaz de sorprender al lector de hoy en día. No en vano, estamos hablando de uno de los grandes clásicos del manga, y por tanto, de uno de los que más ha influido en el devenir posterior del tebeo japonés. También contiene una alta carga erótica: sus páginas está repletas de desnudos, algunos de ellos con tintes masoquistas. Algún discípulo de Freud seguramente indicaría que el síndrome de Medea planea por toda la obra.

Hay que señalar una característica fundamental de esta edición de Devilman: las revistas de manga habitualmente tienen formato B5 (176 x 250 mm). La nueva edición de Shōgakukan respeta el formato original de la obra, a pesar de que muchas veces el formato que se utiliza en Japón para las recopilaciones es el B6 (128 x 182 mm), algo más pequeño (de hecho, la editorial japonesa la ha reeditado en ambos tamaños). La edición española de Panini no ha respetado dicho formato, sino que ha utilizado el formato A5 (148 x 210 mm.), algo que a pesar de todo se agradece infinitamente. Mientras escribía esta reseña, me empeñé en releer la edición del manga original de Mazinger Z que publicó Norma hace unos años, realizada en formato A6 (105 x 148 mm.), cosa que ha terminado resultando una auténtica tortura, amén de un perfecto sinsentido: además de dejarme la vista intentado leer su letra diminuta, ese formato resulta totalmente inapropiado para poder apreciar el dibujo de Nagai, máxime si está poblado de escenas de acción y grandes viñetas, como es el caso. Por muy económico que quiera ser la edición, es una verdadera aberración publicar este tipo de clásicos en un formato tan pequeño: resulta una gran ironía que el robot más poderoso del mundo se encuentre atrapado en una jaula de tan reducidas dimensiones.

Sea por el tamaño de la edición o por cualquier otra razón, Devilman resulta mucho más interesante que Mazinger Z desde el punto de vista narrativo. Naturalmente, siempre resultarán más convincentes las razones de los demonios para destruir la Humanidad que las aspiraciones del doctor Inferno por dominarla. Sin embargo, según se avanza en la lectura de ambas obras, comienzan a percibirse las diferencias entre ellas. Por más que el barón Ashler o el conde Brocken intenten pergeñar tretas cada vez más ingeniosas para vencer a sus oponentes, las peleas entre robots no dejan de ser episodios repetitivos y su ingenio se limita a la elaboración de máquinas cada vez mas sofisticadas y destructivas en un intento de superar las capacidades de aquellos. Por contra, los enfrentamientos de Devilman con los demonios van agregando cada vez más información acerca de la naturaleza de ambos contendientes, hasta llegar al desenlace final de la historia. Además, cada batalla que se produce en Devilman mantiene en vilo al lector, ya que su resultado se va decantando alternativamente del lado de uno y otro bando.

La apariencia física de los protagonistas de ambas series es idéntica: las facciones de Kōji Kabuto y de Akira Fudō son las mismas, pero es que esto también sucede con su contrapunto femenino: Sayaka Yumi (la chica que maneja a Afrodita A) es clavada a Miki Makimura. Cosa bien distinta sucede con su personalidad, resultando siempre más complejas la de los personajes de la serie de terror. Hasta algunos personajes secundarios son recurrentes en ambas series, aunque no compartan rasgos, como es el caso de los tres macarrillas motorizados, que comienzan enfrentándose a la pareja protagonista para terminar poniéndose de su parte.

Los rasgos de Akira Fudō también son los de Ryo Utsugi, el personaje protagonista de Maō Dante. En ese mismo sentido, Devilman contará también con el personaje de Ryo Asūka (nótese la similitud entre ambos nombres), el amigo de Akira (que no tiene contrapartida en Mazinger Z) cuya intervención desencadenará todo el infierno que se vivirá posteriormente.

El autor de nuestra reseña, disfrutando del Mazinger Z de Tarragona entre amigos

Las similitudes gráficas entre las obras de Nagai nos resaltan sus diferencias: en Mazinger Z (lo mismo sucede en Cute Honey) el trazo es homogéneo a lo largo de toda la obra, independientemente de su naturaleza. No sucede lo mismo en Devilman, en los que la mancha empezará a utilizarse con profusión a la hora de representar el mal o los ambientes malignos. En realidad, el abanico de recursos gráficos que utiliza Nagai en esta obra es muy superior a cualquier otra. Desde la óptica de hoy en día, su trazo nos puede resultar relativamente sencillo, pero realmente, Nagai introdujo bastante complejidad en su realización, al menos para los estándares de la época.

A medida que la serie evoluciona y los hombres descubren a los demonios, su argumento se transforma en una parábola acerca de como la humanidad comienza a segregar a determinados colectivos en situaciones de crisis (en esta ocasión, son los humanos sospechosos de estar poseídos), debilidad que los demonios aprovecharán para intentar conseguir sus fines.

La violencia todavía se tornará más abrupta en otra de sus series posteriores, Violence Jack, que se desarrolla después de un gigantesco terremoto tras el que los supervivientes se verán sometidos a vivir en un mundo en el que impera la ley del más fuerte.

Botellas de whisky de Devilman

Gō Nagai realizará múltiples revisiones de sus series más importantes, añadirá nuevas sagas y todo tipo de secuelas, creará nuevas versiones de las ya existentes (muchas veces dibujadas por otros autores) y realizará multitud de crossovers entre ellas. Sus obras serán adaptadas al cine y televisión, bien sea en versión animada o con actores reales, surgirán O.V.A.’s y todo tipo de productos derivados, hasta acabar creando un universo propio que hoy en día sigue gozando de muy buena salud, hasta el punto de que es relativamente fácil perderse en él. De Devilman tenemos hasta botellas de whisky de malta con sus respectivas etiquetas (hoy en día totalmente agotadas), que podían adquirirse a un precio de entre 13.200 y 16.500 yenes, dependiendo del tipo (entre 109 y 136 euros aproximadamente, al cambio).

Esta edición de Devilman de Panini es, en cualquier caso, una excelente oportunidad para introducirse en el universo de Gō Nagai o, simplemente, para disfrutar de este clásico del manga.

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