Series de Superhéroes
ARROW
CW
Antes de empezar con la reseña quiero resaltar que este es mi personaje favorito de los cómics y esto condiciona totalmente mi opinión. Para mí este justiciero, en cualquier encarnación, debe poseer ciertos atributos tanto de carácter como físicos y, si no los tiene, es difícil que alguien como yo comulgue con un producto como este.
Si el leitmotiv de Superman es la esperanza, el de Green Lantern la voluntad o el de Wonder Woman el amor, el de Green Arrow debería ser, sin duda, la redención, y sus mejores obras así lo han mostrado. En su origen, Green Arrow no era más que una mediocre imitación a medio camino entre Batman y Robin Hood, y con el tiempo el personaje fue evolucionado hasta encontrar una voz propia. Si tuviera que dar una lista de cualidades para definirlo, serían estas: cuarentón rubio, con perilla, vestido de verde con arco en mano y carcaj a la espalda, cínico, izquierdista, carismático, falible, seductor e hipócrita pero, sobre todo, redimible. El personaje desde su propia concepción vive atrapado en un bucle, como casi todos los superhéroes, donde se equivoca, se derrumba, renace, sermonea a todo el que quiera escucharlo y se redime, para así volver a equivocarse y empezar el ciclo una vez más. ¿La serie refleja alguno de estos valores? No.

Empecemos por Stephen Amell como la desacertada elección de cásting de Green Arrow. Más allá de las evidentes límitaciones actorales y la ausencia de parecido físico con el personaje, en lo que más falla es en la forma de interpretarlo, ya que renuncia a los matices ofreciendo en cambio un simple esbozo de personaje, esto último debido posiblemente más a los productores que al propio actor. Cualquiera que esté familiarizado con los cómics o el cine verá que Stephen Amell bebe más de Batman que de la historia del arquero esmeralda. Esto ya había pasado en algunos cómics o en la serie Smallville (2001-2011). No sé si se deba a un tema de derechos de autor que les impida usar a Batman y entonces decidan coger a Green Arrow arrebatándole su mitología e impostando la del hombre murciélago, haciendo que los que somos lectores de Flecha Verde y su universo nos sintamos traicionados, ya que solo nos queda reconocer el nombre del personaje y poco más.
El resto de los actores no ayuda a mejorar el show: de hecho, el reparto recuerda más al de cualquier telenovela estadounidense tipo Melrose Place (1992-1999) que al de una producción superheróica. Katie Cassidy como Laurel es posiblemente la que peor funciona, ya que en los cómics es Canario Negro, una superheroina de gran fortaleza y carácter que aquí se ve reducida a “la chica del héroe” —y ni siquiera aguanta mucho en ese rol, ya que la serie le depara un futuro todavía más ingrato— lo cual es una pena, ya que es uno de los personajes femeninos más ricos del género. El personaje que más detesto es el de Felicity Smoak interpretado por Emily Bett Rickards, no porque no exista en los cómics sino porque es realmente odioso y entorpece las tramas; conforme avanza la serie su protagonismo va en aumento, a la par que la trama va derivando en un sinfín de situaciones telenovelescas. Los únicos actores rescatables son los que interpretan a los villanos (Manu Bennett como Deathstroke y John Barrowman como Malcolm Merlyn) que dan credibilidad y carisma a sus roles.

La serie bebe mucho de la etapa de los cómics de Judd Winick, una de mis favoritas, pero dado que consta de 24 capítulos por temporada, alarga las historias hasta hacer irreconocible el material de base. Aunque he de reconocer que el clímax que alcanza en los dos últimos episodios de la primera temporada se acerca a la tensión que hubo en el cómic cuando se derrumbaba un barrio entero de Starling City, salvo estos capítulos y algunos más de la segunda temporada la serie se resiente, porque la mayoría de los capítulos restantes son de puro relleno, siendo el resultado fatigoso de ver. Otro punto que no ayuda es la cadena de televisión CW, conocida por incorporar en sus series tramas amorosas donde no debería, haciéndolo además de una forma tan simple y cursi, que consigue ruborizar al espectador.
Otra aspecto que lastra la serie son los flashback de la estancia en la isla. En la mayoría de los cómics, el origen de Green Arrow se resuelve entre dos viñetas y una página, pero aquí pretenden darle el mismo protagonismo que a la trama principal, y el resultado es una dilatación excesiva del metraje de la serie y una pérdida notable de ritmo en la narración: Arrow habría ganado bastante si hubiera prescindido de ellos.

No todo es malo en Arrow. Por ejemplo las coreografías de lucha en las primeras temporadas están sorprendentemente logradas, aunque terminen siendo repetitivas. Técnicamente, y más teniendo en cuenta el pequeño presupuesto que maneja, la serie está bien acabada. Cabe añadir que, aunque casi nada funcione, durante sus dos primeras temporadas hubo momentos emocionantes y hasta trepidantes, siempre que, eso sí, hiciera acto de presencia el gran villano de la temporada, viniendo a demostrar que los villanos de los capítulos de relleno no aportaban nada salvo alargar las tramas innecesariamente.
Abandoné el visionado de la serie a mediados de la cuarta temporada, cuando ya no aportaba absolutamente nada de interés, y de hecho, si se la quiere ver no recomendaría seguirla a partir de la segunda temporada. Ahora bien, en caso de que, como yo, ames al personaje, ni la empieces.
Pero si por algo detesto especialmente Arrow, es porque al final la serie no cogía elementos de los cómics para mejorar, sino que el cómic acabó cogiéndolos de ella para empeorar, siendo esos los años más nefastos para los aficionados de Green Arrow en las viñetas.
José María Palomé
Reseña de Series Arrow
Creadores Greg Berlanti, Marc Guggenheim, Andrew Kreisberg
Protagonistas Stephen Amell, David Ramsey, Emily Bett Rickards