Reseña del cómic: Un Tipo Duro
Editorial Española: Astiberri
Editorial Americana: Simon & Schuster
Guion y Dibujo: Jeff Lemire
Si hay un autor que está de moda últimamente ese es Jeff Lemire. Trabajos como Black Hammer, Gideon Falls o Royal City son prueba de ello.
En este caso nos encontramos con una obra, que si bien no ha gozado de la popularidad de las obras anteriormente mencionadas, si cumple con las características propias de las obras de Lemire en el terreno del cómic independiente: diálogos afilados, narrativa ágil y ubicada en la América rural. Además, si Black Hammer, Gideon Falls o Royal City son series mas o menos largas, en esta ocasión nos encontramos con una historia cerrada en las casi 300 páginas que componen el tomo.
En Un Tipo Duro, Jeff Lemire cuenta la historia de Derek Ouelette, un ex jugador de hockey y cuya carrera acabó abruptamente tras un incidente violento y que tuvo que acabar volviendo a su pueblo, malviviendo como camarero, durmiendo en un cuartucho de la pista de hockey del pueblo y gastando su dinero cada noche en el bar donde las peleas son una tónica habitual. Y es que Derek, al contrario de lo que se pueda pensar, parece buscar estas peleas para desahogarse y rebajar su frustración por su vida y su pasado. Sólo su relación de infancia con el policial local le salva de pasar más de una noche en el calabozo.
Un día regresa al pueblo su hermana Beth, a la que no ve desde hace años, huyendo de su actual vida y de un novio que la maltrata. Juntos intentarán curarse sus heridas, perdonarse. Y es que un tipo duro también es una obra de redención tanto de los protagonistas entre ellos, como consigo mismo, fruto de una infancia y pasado tormentoso, y donde sus padres jugarán un papel crucial en el mismo, y a los que la obra nos llevará en más de una ocasión.
A pesar de contar, como decíamos, con 272 páginas, lo cierto es que es un cómic que se lee de un tirón, gracias a una narrativa muy ágil donde predominan mas las escenas y gestos de los personajes que sus diálogos, que son breves, aunque afilados y crudos. Un relato duro, donde Lemire nos muestra temas como la violencia doméstica, el alcoholismo o las drogas sin ningún tipo de reparo.
En esta ocasión, y al igual que en Essex County, Lemire actúa como autor completo, encargándose por tanto tanto del dibujo como del guión, además del color. Pese a que el dibujo pueda considerarse como feo o tosco, tiene una especial virtud en mostrar las expresiones de los personajes y sus emociones. Sí que destaca en cambio la narrativa ágil de la obra, alternando el presente con historias del pasado. En cuanto al dibujo, predomina eminentemente el azul, dando la sensación y frialdad y crudeza que transmite la obra, donde sólo aparece el resto de paleta de colores, sobre todo el rojo en escenas de violencia, o cuando aparece el novio de Beth, así como otros colores más cálidos cuando muestra escenas del pasado.
En definitiva, una obra que, si te gusta el Lemire más rural, las historias duras y de redención, disfrutarás ampliamente.