Reseña de Cómic: Robin 1, de Joshua Williamson y Gleb Melnikov

Norman C


Editorial americana: DC Comics
Editorial española: ECC Ediciones
Guion de Joshua Williamson
Dibujo de Gleb Melnikov
Contiene complementos del Batman 106 y Detective Comics 1034 y Robin 1 a 3
96 páginas. Rústica
8,50 euros
ISBN: 978-84-19021-24-3

La llegada de Grant Morrison al universo de Batman supuso un soplo de aire fresco para la franquicia. De los múltiples aspectos a resaltar de su etapa destaca uno sobremanera: la aparición de Damian Wayne, el hijo de Bruce Wayne y Talia al Ghul, que puso patas arriba la serie y colocó a Batman en la posición de padre real del nuevo Robin.

Aquel muchacho arrogante y proactivo comenzó a ganarse el cariño del público y además de la interesante aportación de Morrison, caben destacar las etapas de Batman y Robin y Superhijos, donde Peter J. Tomasi supo aprovechar el potencial de Damian explorando su relación con Batman o el recién aparecido Jon Kent.

Tras una etapa de Tom King en Batman, donde Robin cedió protagonismo a otros personajes como Catwoman y pasó a liderar la enésima formación de los Titanes, nos llega ahora su nueva serie en solitario como parte del nuevo escenario de Frontera Infinita.

El tomo arranca con dos historias cortas que se publicaron como complemento en Batman y Detective Comics y donde vemos a Damian romper lazos tanto con su padre como con el resto de la Bat familia para ir al encuentro de su madre y acabar descubriendo la existencia de una nueva facción llamada La Liga de Lázaro.

Esta Liga organiza un misterioso y letal torneo de lucha en la isla de Lázaro, lugar al que se trasladará Damian para desentrañar sus secretos y probar que es el mejor luchador de todos. Allí se encontrará con un variopinto grupo de contendientes que buscan la enorme recompensa por proclamarse ganador del torneo.

El argumento de este primer arco está a medio camino entre los típicos torneos de artes marciales de mangas como Dragon Ball y series como Vengadores Arena, donde un grupo de personajes adolescentes con poderes se veían obligados a luchar a muerte en una isla de la que no podían escapar.

Los encargados de narrar las aventuras de Robin son Joshua Williamson, guionista en alza que, tras brillar en series de creación propia como Birthright, se ocupó de una extensa etapa de Flash y que actualmente es el flamante escritor de la serie principal de Batman y de la Liga de la Justicia.

Al dibujo tenemos a Gleb Melnikov, un artista bielorruso con un estilo que recuerda por momentos al de Humberto Ramos o Chris Bachalo. Su dibujo dinámico le sienta realmente bien a la serie.

En conjunto nos encontramos ante un cómic ameno y ágil que, aunque está centrado en la acción, no descuida aspectos como la personalidad de Damian, las dudas que siente y que se ven reflejadas en conversaciones con su propia voz de la conciencia o sus relaciones con el resto de personajes.

El tomo finaliza con un inesperado y buen cliffhanger que deja al lector con ganas de retomar la lectura y descubrir cómo acabará la historia, señal inequívoca de que estamos ante un cómic que cumple sobradamente con el objetivo de ofrecerles a sus lectores buenos momentos de lectura.

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