Reseña de Cómic
Dragon Ball Super parte 1 de 2
de Akira Toriyama y Toyotaro

Jesús Mateos


Editorial japonesa: Shueisha
Contenido original: Dragon Ball Super

Editorial española: Planeta Cómic
Guión de Akira Toriyama
Dibujo de Toyotaro
Tankobon. B/N. 192 páginas. 7,95€ cada uno

 

Goku, Vegeta y compañía regresaban

¿Cómo es que en Comicverso aún no habíamos hablado del manga más visto en Mangaplus? ¿Cómo es que no habíamos dedicado una publicación al manga actual de la franquicia que sigue manteniéndonos expectantes cada mes más de 30 años? Pues vamos a poner remedio a esta situación dedicando un análisis del manga que, pese a quien le pese sigue vivo y con mucha energía ¡empecemos!

Dragon Ball retomaba su andanza editorial en 2015, un par de años después del estreno en cines de la Batalla de los Dioses, que sirvió para reconectar con los seguidores. Con un Akira Toriyama que prácticamente no recordaba ni su propia obra, los propios seguidores veían con cierto recelo esa imagen flacucha del SSGod que no auguraba nada bueno. Más aún cuando nos enteramos que sería el poco experimentado Toyotaro, que se había hecho famosete con su doujinshi de Dragon Ball AF, quien estaría a los lápices.

Póster oficial de la película en España

Es cierto que las cosas no pintaban muy bien, y que además los seguidores de Goku, Vegeta, Piccolo, Krillin y compañía nos hemos conformado con productos mediocres en muchas ocasiones y aún así los hemos reverenciados. De todas maneras me aventuro ya sin dilación a dejar claro que la obra de Toriyama y Toyotaro ha ido de menos a más con algún altibajo motivado por causas ajenas al dúo. De forma genérica podremos decir casi sin miedo a equivocarnos que los capítulos del manga son mejores cuando los mangakas siguen tres «sencillos» preceptos: 1) que innoven 2) que sean respetuosos con la obra 3) que tengan el espíritu «Z» más potente, violento y rompedor. Y es cierto que a medida que la serie se alarga, cada saga parece tener un tratamiento mejor que la anterior generalmente.

Así que vayamos analizando las sagas hasta llegar a la actual de Granola, para ver qué han supuesto y suponen dentro de la propia franquicia, empezando por supuesto por la saga de La batalla de los Dioses como la película homónima que por fin traía Dragon Ball a la pantalla grande. La batalla de los Dioses fue un detonante para las editoriales y los seguidores, significaba volver a poner en marcha todo la mercadotecnia y seguimiento de la obra de Toriyama y Toyotaro día a día, con cada recorte de prensa o imagen promocional.

Vegeta SSJ 2 vs Beerus.

Aunque sólo ocupa cinco capítulos sirve para ver el arte inicial de Toyotaro, donde ya apreciamos el estilo personal que, aunque es deudor de Toriyama, tiene sello propio al hacer a los personajes más delgados, con un trazo mucho más limpio y que la etapa Z. Mucho se le ha criticado al mangaka por poner siempre una misma perspectiva de las caras mirando hacia atrás (entre otras cosas), pero hay que tener en cuenta que estamos hablando de su primera andadura profesional. Sus mejores viñetas se enmarcan en el combate de Vegeta en SSJ2 y Beerus donde se vislumbra su potencial como narrador de batallas, aunque, claro, hay que decir que toda la coreografía provenía de la película…

Goku SSJ God VS Beerus donde se aprecia la delgadez propia del estilo de Toyotaro.

Con el guión de Toriyama volvíamos a romper las escalas de poder vistas hasta la fecha y apreciamos la creación de Beerus y del ángel Whis. Son personajes suficientemente carismáticos y poderosos como para que hayan aguantado 6 años ya al pie del cañón como parte importante de la serie, algo que no suele ocurrir con los secundarios. También es importante mencionar positivamente que el humor no está apenas presente en esta saga de Super en contraposición a la malograda versión humillante del anime (me refiero al ridículo de Vegeta). El punto negativo es que, en realidad, esta saga realmente es un resumen de lo presentado en la película, de ahí que haya elipsis y simplificaciones de la narración y los combates. Si hiciéramos una lista en orden de calidad quedaría la película en primer lugar, luego el manga y por último el anime. En este sentido, el manga parecía más un producto promocional que una apuesta segura por un manga de calidad.

Imagen promocional del Torneo de Champa

Después de una cinta como La resurrección de Freezer que nos dejó indiferentes y que supo a poco (y con un deus ex machina de manual como final de la historia) el manga daba por hecho que habías ido al cine y conocías la historia (y si no, te la estaban presentando en el anime, aunque tuviera un producción horrorosa) y continuaba las aventuras de nuestros luchadores con El torneo de Champa.

Luchadores del Universo 6

En este caso teníamos un montón de nuevos conceptos como las súper Dragon Balls, otros universos, personajes que prometían muchísimo como el  asesino Hit, el saiyan Cabba del planeta Salad o Frost, de la misma raza de que Freezer. El Dragon World se expandía como nunca lo había hecho con los descubrimientos que se hacían en esta saga. Añadía también dos ingredientes del Dragon Ball más primario: los torneos de artes marciales y el humor (en menor medida). El dibujo también mejoraba poco a poco, ya sin referencias de películas Toyotaro nos sorprendía con algunas ilustraciones preciosas y es que, siempre he tenido la sensación de que Toyotaro vale mucho más como ilustrador, cuando se le da tiempo, que como historietista. La presión de publicar en Japón es enorme y a veces se le notan las prisas. Aún estaba lejos del arte que es capaz de mostrarnos hoy, pero mejoraba capítulo a capítulo.

Espectacular ilustración de la contraportada del tomo 2

El problema de la saga es que aunque presentó personajes y conceptos fantásticos, los olvidaron de inmediato. Hit, que fue lo mejor de esta saga, era un gran personaje con poderes y estilo de lucha muy muy novedosos y rompedores para la franquicia y salvo su breve aparición en el Torneo del Poder posterior, no hemos vuelto a saber nada de él. Con Cabba, tres cuartos de lo mismo: establece una relación muy interesante con Vegeta, que le da una nueva capa de profundidad al personaje, pero toda la mitología recién descubierta de su planeta Salad se queda en nuestra imaginación, porque aunque Vegeta promete visitar el planeta, no parece que vaya a suceder. La saga peca también en tres puntos para los fanáticos (estamos ya acostumbrados): que Piccolo sea ninguneado como luchador aunque siga entrenando, que Majin Boo no participe en eventos importantes por una u otra razón; y el más importante: que Goku sea el protagonista vencedor siempre.

A veces tengo la sensación de que es algo propio de la mentalidad oriental del shonen, el protagonista es siempre «el mejor», y aunque haya personajes más interesantes a su alrededor, será el protagonista quien esté por delante. Y yo creo que la mentalidad occidental nos pide a gritos una ruptura de este estatus quo, queriendo un reparto más coral.

Zamasu y los tres protagonistas de la saga, pero ahora con Trunks con el pelo azul…

Y para terminar con este repaso a las sagas de Super nos vamos a plantar con la saga popularmente conocida como Black Goku o Goku Black donde el villano en esta ocasión es el Kaioshin Zamasu que, jugando con las líneas temporales y robando el cuerpo de Goku, quiere imponer «mejores» criterios morales en el universo a costa de muchos seres «inferiores».

El guión fue un poco lioso por los saltos de líneas temporales y de universos que hacía el villano. Si en Marvel tenenemos a Kang e Inmortus y su origen está bien explicado, el concepto de duplicidad temporal de un personaje no está tan bien resuelto por Toriyama. De todas maneras esto no es lo importante. Lo importante fue que el argumento llegó a tal punto de dificultad narrativa (para Toriyama) que decidió resolverlo todo con un gigantesco deus ex machina (peor que en la película de la Resurrección de Freezer), tirando por tierra cualquier opción de originalidad. De hecho en esta saga se vuelven a retomar los viejos zenkais y las subidas de poder de forma desmedida, sin que, en realidad, cambie nada.

Trunks se mide contra Son Goku para ver su límite

En realidad, la principal atracción de la saga fue la de volver a traer a Trunks, y eso que no tuvo mucho lucimiento ni en el argumento, ni en su diseño. El cambio de la paleta de colores y el rejuvenecimiento del personaje es imperdonable; sobre todo después de la madurez física y mental que nos mostró al final de la saga de Cell. De todas las diferencias entre Super y Z creo que esta es la que más ha dolido a los fans. Ya que hablamos de uno de los personajes mejor valorados y con mejor diseño completo de Dragon Ball.

Pero no todo es malo en absoluto, el dueto de villanos tiene las ideas claras y son sustancialmente más complejos que Cell o Majin Boo, que eran personajes muy sencillos. Zamasu/Black Goku tiene un criterio de justicia extremo, y podríamos decir que las circunstancias le dan la razón (o casi). La relación con su maestro, que no fue capaz de ver en lo que se convertía, es muy interesante. No hay duda de que es un villano con motivaciones justificadas, algo poco abundante en la franquicia, lo cuál es de agradecer. Y lo mejor es que tiene técnicas poco vistas (salvo en las películas).

Esto es lo más cerca que estamos en DB Super de los splash pages a los que nos tenía acostumbrado Toriyama

También es muy positivo el tono lúgubre del futuro: la destrucción y desolación están muy bien conseguidas, lo cual le da cierta atmósfera aciaga muy interesante. Aún así, es paradójico que uno de los mejores momentos de la saga sea humorístico: cuando están todos jugando con una videoconsola a un juego de kartings, sencillamente brillante.

Desde luego, hasta este punto del manga, esta saga es la que más «espíritu Z» tiene. Aquí encontramos más violencia, sangre, combates a muerte y sensación de peligro y derrota que en todos los capítulos anteriores. Estos elementos son importantes para que este manga tenga verdaderamente éxito y aquí somos testigos de ese espíritu que hizo grande a Dragon Ball. ¡Ojo! es una primera aparición de este tono Z en Super, y a algunos les sabrá a poco, pero como decíamos desde el principio, la serie alcanza más similitudes con lo mejor de DBZ a medida que se suceden los capítulos (paciencia).

Aún así, el avance artístico de Toyotaro es suficiente para seguir con la compra de los números. Si Toriyama nos tenía acostumbrado siempre a combates 1 vs 1, aquí tenemos buenos combates de 2 vs 2, lo cual le da cierta innovación a la franquicia a la hora de mostrar las batallas. La progresión de Toyotaro es notable.

Con el cierre de esta saga y el adiós a Trunks también nosotros vamos a ir concluyendo esta primera parte del análisis del manga. Con Dragon Ball Super nos encontramos con un producto que en estas primeras tres sagas nos sabe un poco agridulce: tenemos alicientes para embarcarnos en la compra de los tomos, pero a sabiendas de que no estamos leyendo lo mejor aún en estos primeros compases de la serie. Lo mejor de Super está en las siguientes sagas.

Puntos a tener en cuenta en estas primeras sagas:

  • No es Dragon Ball, ni Z, ni GT, es un producto distinto y separado de estos por muchos años de diferencia. Que el factor nostalgia no te la juegue ni para bien ni para mal.
  • Hay ciertas innovaciones muy acertadas (Beerus y Whis), y tenemos una expansión del Dragon World como nunca se había vista: multiversos, Hit, Cabba, el planeta Salad, Frost…
  • Y sin embargo la serie peca relegando muchos de estos mismos elementos al olvido.
  • El protagonismo sigue recayendo en Goku, aunque Vegeta se alce como contrapunto. Los otros personajes de la franquicia que fueron importantísimos prácticamente ni aparecen (y a algunos ni se les espera).
  • Toyotaro sigue avanzando poco a poco, estas sagas han significado su propio aprendizaje.
  • Lo mejor es que, lo mejor está por llegar.

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