Reseña de Cómic
Joe Golem. Detective de lo Oculto
Mike Mignola y Christopher Golden

Humberto da Silva
@humdasilva
www.humbertodasilva.com


Editorial original: Dark Horse
Editorial española: Norma Editorial

Guion: Mike Mignola y Christofer Golden
Dibujo: Patrick Reynolds
Color: Dave Stewart
Rotulación: Clem Robins
Portadas: Dave Palumbo

Rústica. Color. 200 páginas.
ISBN: 978-84-679-2473-2

17,50 €

Es 1955. Estamos en Lower Manhattan donde, a raíz de una serie de terremotos acaecidos treinta años atrás, esta parte de la ciudad se vio hundida unos 10 metros por debajo del nivel del mar. Lejos de ser abandonada y sin tener a dónde ir, los vecinos de los pisos superiores siguieron habitando sus hogares. Ahora, ya no circulan por las antiguas calles y avenidas, sino por canales, cumpliéndose quizás una suerte de premonición que llevó a los primeros habitantes de aquel antiguo asentamiento fortificado neerlandés a llamarle New Amsterdam.

En sus primeras páginas, a modo de preámbulo de la obra, seguimos los pasos del detective Simon Church por los canales de la ciudad sumergida hasta llegar a su vivienda y despacho donde se retira para reflexionar y escribir. Una fuerte lluvia se percibe tras los ventanales. Al cabo de un tiempo, mientras Church realiza sus trabajos intelectuales, un rayo alcanza el topo del edificio donde vive y trabaja.

Antes adormecida, como si de parte del mobiliario del despacho de Church se tratara, el rayo hace que una enorme figura pétrea se despierte.

Solamente estas primeras páginas son ya una clara declaración de intenciones. Vemos la figura del golem en el mismo despacho de Church, animada por ese rayo o fuego que no sólo nos remite a esa chispa divina que lo anima todo, según la Tradición y la Filosofía Oculta, sino que es necesaria para que el golem cobre vida. Pero las referencias no se quedan sólo aquí, sino que ese rayo es también el elemento de cultura popular que nos alcanza a través otro personaje literario de enorme entidad. Nos referimos, claro está, al Frankenstein de Mary Shelley , quien fuera inspirada por el mito del golem para crear a su personaje.

Joe Golem, a su vez, nace también como personaje literario, algunos años antes, en la novela Joe Golem y la ciudad sumergida, de Mike Mignola y Christopher Golden los cuales, posteriormente, la llevan al cómic que ahora disfrutamos. No obstante, hemos de advertir al lector que no se haga ilusiones. Joe Golem no vendrá a hacer parte del universo de Hellboy lo cual, por otro lado, nos permite disfrutar de una serie contenida en sí misma y, por lo tanto, de más fácil digestión.

En todo caso, ver el nombre de Mignola detrás del proyecto ya es suficiente motivo como para presuponerle cierto aire de calidad creativa y artística. Y así es. Estamos ante una narrativa intachable, que alterna la acción con momentos personales de los personajes, ayudando a construirlos y constituirlos como entidades más allá del papel, al mismo tiempo que crea en el lector el deseo de saber más, de continuar la aventura en el tiempo y, sobre todo, de comprobar que sus asunciones sobre los personajes y los misterios que los rodean, se materializan.

Mignola y Golden consiguen, página tras página, entregar las dosis justas de respuestas sobre los personajes haciendo que las aventuras que están viviendo casi pasen a un segundo plano, pues lo que empieza a importar al lector es la auténtica historia detrás de sus protagonistas.

Por un lado, tenemos a Simon Church. Él es el auténtico detective de lo oculto. Él es el que parece tener los vastos conocimientos sobre lo oculto, sobre los conjuros, los secretos arcanos y sobre una medicina y ciencia superiores. Es en él donde el lector deposita, en un primer momento, su interés e incógnitas.

Por otro lado, es a Joe Golem a quien le corresponde el título de detective de lo oculto. Algo que resulta extraño porque Golem parece, más bien, el depositario de la fuerza bruta del especial tandem que protagoniza junto a Church en la serie. Church parece ser el cerebro y Golem el músculo y eso parece ser algo contra lo que este último lucha, insistiendo en que él es tan detective como Church cuando se siente indagado por algún otro personaje. Al final, al Golem, como criatura, no le queda más remedio que el destino de siempre luchar y reclamar su protagonismo prometeico y aspirar a decir “¡Yo (también) Soy!”. En cualquier caso, estamos ante un dúo que ejemplifica uno de los grandes secretos de la Magia: la operación en lo invisible afecta lo visible. Y vice-versa. «Tal como es arriba, es abajo», como dice el antiguo axioma atribuido a Hermes Trismegisto.

No obstante, la realidad parece indicar otra cosa. Su compromiso con Church y su trabajo es absoluto, lo que le aparta de una vida propia, dejando aparcada su vida personal para dedicarse por completo a las causas de Church. ¿Algún día se liberará de “Church”? Es la primera pregunta que, como lector e interesado en estos temas, me planteo.

Church, por otro lado, es un hombre que se presenta aquejado de algo más que las limitaciones propias de la edad. Parece esconder algo más, algo que quizás tenga que ver con su acercamiento a la “Verdad” y al “Misterio”. El misterio de Church, intuimos, está relacionado con su capacidad para asomarse a esa gran frontera que es “lo Invisible”, frontera que ya en la vida real, y mucho más en la literaria, siempre nos ha dejado personajes que se enfrentan a la locura y a desencadenar algún tipo de Mal.

Y por eso, quizás, la idea de Joe Golem está tan acertada. El Golem es la viva representación de las fuerzas subconscientes que son “dóciles al poder de sugestión”, idea potente en los ambientes mágicos, alquímicos y cabalistas. El golem se presenta como una creación que exige la maestría de un hombre sabio y santo. Una acto creativo o constructivo con un innegable paralelismo con la misma creación de Adam, también surgido del barro o de la “materia inerte”. En el caso del golem, gracias a la intervención de las fuerzas divinas canalizadas por un rabino “puro y cercano a Dios”. El rabino/Church es, justamente, el Pontifax que construye o tende puentes entre este mundo y el invisible. ¿Qué es ver, sino el arte de hacer visible lo invisible?

Algunas leyendas cuentan que para darle vida al golem era necesario escribir en su frente alguno de los nombres de Dios o, en su defecto, la palabra Emet (אמת) que significa verdad. Al borrar la primera letra de dicha palabra (Aleph / א) y quedar la palabra Met (מת), muerto en hebreo, el golem volvería a ser una figura inerte. Y es exactamente ese carácter de obediencia disciplinada ante la sabiduría de Church, uno de los rasgos distintivos de Joe y que parecen dar sentido a su vida. Me pregunto si esa frontera entre la Verdad y la Muerte presidían la mente de Mignola y Golden cuando crearon la serie.

No veo necesidad de extender la reseña más allá de lo comentado. Las dos primeras historias del tomo —The Rat Catcher y The Sunken Dead— no dejan de ser aventuras y problemas que han de solucionarse. Y se solucionan. Lo importante en Joe Golen, bajo mi punto de vista, es el develar de los personajes, que en el caso de Joe nos vienen a través de sus sueños/recuerdos y en el caso de Church, en la forma en la que soluciona aspectos de los casos. Y, personalmente, tengo ganas de ver algunas cosas ocurrir. ¿Joe seguirá siendo tan obediente? ¿Se rebelará? ¿Qué hemos de esperar de Church? ¿Algún error de su pasado los llevará a enfrentarse a enemigos mayores? Preguntas. Misterio.

Por último, comentar el apartado gráfico. Patric Reynolds realiza un arte que encaja perfectamente con el tono de la obra, consiguiendo una ambientación muy creíble para este Joe Golem, Detective de lo Oculto. Si a eso le añadimos que el trabajo de coloreado de Dave Stewart es muy bueno, sólo le estamos diciendo al lector que está delante de un cómic muy completo en el que disfrutará y será inmerso en un mundo misterioso, oculto bajo otro mundo no menos difícil, en una ciudad arruinada en la que personas han aprendido a sobrevivir y construir un futuro, y en la que parecen ocultarse muchos secretos entre sus canales.

Una obra muy recomendable para los amantes de universo artístico y literario de Mignola con un desarrollo narrativo perfectamente apoyado en los personajes y un Dave Stewart muy consistente y que ofrece, además —al menos en la edición de Dark Horse—, las espectaculares portadas de Dave Palumbo como un extra apetecible y digno de mención, además de algunos bocetos. Iré a por el segundo tomo sin dudarlo.

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