Reseña de Cómic. Colección Héroes y Villanos / Salvat
Joker, el Abogado del Diablo
de Chuck Dixon y Grahan Nolan
Humberto da Silva
@Hwitterdasilva
www.humbertodasilva.com
Editorial USA: DC Comics
Edición original americana: The Joker – Devil’s Advocate y Detective Comics #726 y #826
Editorial española: Salvat / ECC
Guión: Chuck Dixon y Paul Dini
Dibujo: Grahan Nolan, Brian Stelfreeze y Don Kramer
Cartoné. Color. 152 páginas.
ISBN: 978-84-471-5181-3
12,99 €
Nuestra reseña de hoy de la Colección Héroes y Villanos de Salvat nos acerca a la figura de uno de los villanos del cómic más conocidos e icónicos. Hablamos del Joker, un personaje con más de 80 años, creado en 1940 por Bill Finger, Bob Kane y Jerry Robinson y que es, como casi todos saben, el principal enemigo de Batman.
Ocupar dicha posición dentro de los enemigos de un héroe que tiene una de las más extensas y prolíficas galería de villanos nos da una idea de la importancia y de la dimensión de un personaje que fue el primer villano en poseer una cabecera propia y cuya trayectoria le ha hecho merecedor de poseer su propia película en solitario. Dirigida por Todd Philips, la cinta le rindió a Joaquin Phoenix el Oscar al mejor actor por su interpretación del payaso psicópata que nos ocupa.
La importancia del Joker en la mitología de Batman es innegable. Él es el archienemigo por antonomasia de nuestro héroe y algunas de las historias que ha protagonizado ha generado hechos muy importantes que han llegado a formar parte del núcleo central de la trayectoria de Batman como es el caso de Una Muerte en la Familia o conocidísima La Broma Asesina de Alan Moore.
El Joker ha aparecido, además de en los cómics, en series de animación, películas, juguetes, libros y, por supuesto, merchandising de todo tipo. Da igual si uno es lector de cómics o no, el Joker es, sin duda, uno de los primeros villanos —sino el primer— que nos viene a la mente cuando pensamos en los grandes villanos del cómic. Un fenómeno que transciende el medio y que se ha vuelto icónico con el paso de los años.
En el presente tomo Joker, el Abogado del Diablo, encontramos tres historias que nos permitirán acercarnos más a la figura y a la “mente” del personaje.
La primera de ellas, y que le da nombre al tomo, está escrita por Chick Dixon y dibujada por Graham Nolan. En ella encontramos a una serie de crímenes que parecen llevar la inconfundible signatura del Joker.
Apresado por Batman y las autoridades, y lejos de negar la autoría de los hechos, asume y disfruta de la responsabilidad de los mismos. Dixon nos habla de un Joker egocéntrico, al que le gusta el protagonismo y que, al mismo tiempo, se siente claramente molesto con la posibilidad de no ser el creador de una serie de crímenes que están poniendo al mismísimo Batman contra las cuerdas.
Aquí nos encontramos con un Joker que, como todo payaso, necesita de la atención de su público.
Una historia que conjuga acción e investigación detectivesca, sabedores los autores de que esta es una fórmula muy apreciada por los lectores del Caballero Oscuro. También nos permite ser testigos del carácter de Batman, quien no descansa en solucionar el misterio sobre el verdadero autor de la amenaza que sufre Gotham aún que todas las pruebas apunten al Joker.
Donde muchos ven con buenos ojos la situación, percibiéndola como una oportunidad de deshacerse del Joker de una vez por todas, Batman se mantiene fiel a sus principios, esforzándose por llegar a la obtención de la verdad cueste lo que cueste.
En la segunda historia, titulada “A Contrarreloj”, el presente tomo ahonda un poco más en la relación entre esos dos personajes antagónicos, lo que nos permite ver con claridad que, dentro del caos que simboliza el Joker, subyace una cierta admiración hacia el orden que Batman representa. O la confianza que deposita en el murciélago, si se quiere. Él sabe qué esperar de Batman. Y comprobar sus teorías de manera empírica sobre el comportamiento de su enemigo parece proporcionarle un cierto masaje a su ego.
En el tercer relato, el Payaso se las arregla para capturar a Robín. Después de los acontecimientos con Jason Todd, es una situación que al lector se le puede hacer realmente tensa y llegar a pensar lo peor.
Personalmente, me parece un historia que sirve muy bien para completar el recorrido que este tomo nos llevó a hacer por la mente del Joker. En la primera historia de dicho recorrido, podemos observar su vanidad y egocentrismo.
En la segunda, su inteligencia y, consecuentemente, la necesidad de ponerse a prueba a sí mismo y a su archienemigo, lo cual también, de alguna manera, le da cierta seguridad y tranquilidad al comprobar que el mundo fuera de Arkham sigue siendo el mismo, funcionando bajo las mismas leyes que él conoce y que, por lo tanto puede ejercer cierto control sobre dicho mundo.
Y, en la tercera y última historia, su capacidad de improvisación y adaptabilidad. De sacar partido del mundo mediante su aparente locura y caos.
A mí me recuerda, por otras cuestiones, a la clave del Diablo en el Tarot, un personaje que oculta un gran secreto, el cual consiste en la locura del mundo. Locura que el diablo trata de exponer, de traer a la luz y hasta denunciar mediante el humor. Pocos comprenden que el humor es, muchas veces, una suerte de disolvente universal que desnuda a todos por igual, seamos poderosos o débiles, honrados o deleznables. En la locura en general, y en la del Joker específicamente, hay algo de sabiduría y Batman la intuye.
En el apartado gráfico, aún que estamos ante historias con algunos años en la espalda, no hay nada que objetar. Graham Nolan, Brian Stelfreeze y Don Kramer cumplen bien su trabajo, siendo quizás Kramer el más interesante narrando gráficamente y, quizás por ello —y por Dini—, la historia final es la que más me gustó.
Como es habitual en los tomos de la Colección Héroes y Villanos de Salvat, contamos con textos que nos ayudan a conocer mejor a los autores y al personaje principal. En este caso, a nuestro amado y temido Joker. Hasta la próxima reseña con Batman. Yo, mi peor enemigo de Scott Snyder.