Reseña de Cómic
Guardianes de la Galaxia
de Donny Cates

Edición original: Marvel
Edición española: Panini

Números publicados actualmente en España: 12
Guion: Donny Cates
Dibujo: Geoff Shaw y Cory Smith

Si hay un grupo que ha sabido aprovechar el empuje del Universo Cinematográfico de Marvel para darse a conocer entre el gran público, ese es, sin duda, el de los Guardianes de la Galaxia. Las dos películas disponibles, en las que el componente cómico tiene un peso enorme, han conseguido afectar notablemente a la cabecera del equipo. Tanto en lo que se refiere al aspecto de los personajes, como al tono de las historias. Algo que se deja ver a las claras en los dos arcos creados por Donny Cates; el último guionista que ha pasado por la serie.

Como ya comentamos en la reseña de su Veneno, el creador texano lleva meses escribiendo a destajo para crear su propio universo interconectado dentro de la editorial. De su cabeza, además de los últimos números de la serie del simbionte y de Guardianes de la Galaxia, ha nacido el excelente Estela Plateada: Negro. Asimismo, se espera que en agosto su (esperadísimo) Thor  comience a copar los estantes de las librerías españolas.

Posiblemente, los 12 números que ha guionizado de los Guardianes sean los más prescindibles para aquellos que quieran comprender su plan maestro. Quien se decida a aventurarse entre sus páginas no encontrará respuestas de calado. Tampoco dará con ninguna historia que le cambie la vida. Lo que recibirá, a cambio de los más de 3 euros que cuesta cada grapa, es una historia espacial sin grandes pretensiones. Ágil y entretenida. Tan lejos del concepto de obra maestra como del de tomadura de pelo.

Una muestra más de que, cuando Cates quiere, puede dejarte ojiplático. También de que cuando quiere menos, como mínimo, es capaz de entretenerte.

El cadáver del titán

La obra arranca con uno de los primeros números más interesantes que ha lanzado Marvel en los últimos tiempos. El guionista, acompañado por el excelente Geoff Shaw, muestra en las primeras viñetas el cadáver de Thanos recostado sobre una camilla. Su hermano Eros se dispone a leer la última voluntad del titán loco mientras a su alrededor, formando un arco, los principales héroes del universo cósmico de Marvel escuchan con atención. Todos menos los Guardianes de la Galaxia.

Quien conozca los sucesos de la reciente cabecera Guerras del Infinito, sabe que Peter Quill y su grupo salieron muy malparados de sus páginas. Con Drax, Mapache Cohete y Gamora fuera de la ecuación, la tripulación queda resumida al propio Quill y Groot. Y, evidentemente, la falta del resto de miembros pesa sobremanera sobre las espaldas de los dos héroes que quedan en pie. Sobre todo de las del humano.

Buena parte de este primer arco, que ocupa los seis primeros números de la saga, sirve para mostrar a un Peter Quill en franca decadencia. Alcoholizado y atormentado por la ausencia de su «familia», el héroe está completamente fuera de sus cabales. Incapaz de hacer frente a la enorme amenaza que Cates propone. Y es que, como todos los aficionados saben, la muerte en el universo Marvel tiene un peso relativo. Más tratándose de un personaje tan importante para la editorial como Thanos.

Un Cates que vuela

Ante la amenaza de que el titán, apoyado por su Orden Negra, vuelva a la vida, los Guardianes se ven obligados a renacer de sus cenizas y conformar un grupo nuevo. Además de Quill y Groot, el equipo estará conformado por Phyla Vell, Dragón Lunar -esposa de la primera e hija de Drax-, Bill Rayos Beta y uno de los personajes más interesantes y gamberros de la Marvel actual: el Motorista Fantasma Cósmico.

La propuesta inicial y el equipo resultan atractivos, pero podrían haber dado más de sí si Cates no hubiese querido resolverlo prácticamente todo en los seis primeros números USA. El tejano, seguramente consciente de que su tiempo al frente de la serie iba a ser reducido, quiso correr para que, al menos, le diese tiempo a contar algo interesante. Y precisamente es en eso en lo que se queda todo, en interesante.

En el segundo arco, en el que el titán da paso como villano a la Iglesia Universal de la Verdad, la obra peca del mismo defecto. Un argumento que podría haber mejorado en caso de que el guionista hubiese bajado un par de marchas. No se puede decir lo mismo, no obstante, del trabajo de Geoff Shaw y Cory Smith al dibujo. Los dos artistas brillan; y lo hacen, además, cultivando un estilo de dibujo parecido, algo que el lector siempre sabe agradecer.

Con los 12 números concluidos, Guardianes deja al lector con la sensación de que el viaje, y el gasto, no han sido en balde; pero poco más. Por otra parte, Cates consigue dejar el equipo preparado para que el nuevo guionista, Al Ewing, comience a trabajar con el horizonte despejado. Sin tramas sueltas, el creador de la aclamada serie El Inmortal Hulk podrá contar la historia que desee. Comenzaremos a descubrir sus planes el mes que viene.

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