Reseña de cómic
El Asesino de Green River
de Jeff Jensen y Jonathan Case
Ivan García
Edición original: Green River Killer: A True Detective Story USA
Edición española: Norma Editorial
Guion: Jeff Jensen
Dibujo: Jonathan Case
Tapa dura: 240 páginas. B/N.
ISBN: 978-84-679-1066-7
22 €
Durante la década de 1980 y parte de la del 1990, las prostitutas del área metropolitana de Seattle vivieron aterrorizadas por un asesino en serie que dejó cuerpos de mujeres estranguladas en Green River y sus alrededores, de aquí el nombre por el que fue conocido.
El caso persiguió a la policía durante casi dos décadas hasta que una coincidencia de ADN los condujo a un trabajador de una fábrica llamado Gary Leon Ridgeway de 52 años, quien resultó ser uno de los asesinos en serie más prolíficos de la historia de Estados Unidos. Fue acusado y condenado por 49 asesinatos, pero finalmente confesó 71. La policía cree que el número total real de víctimas podría estar muy por encima de las 100.
¡Tranquilos! No creáis que os acabo de spoilear la historia que contiene este cómic, ni mucho menos. El Asesino de Green River: Un historia de detectives real, no es un thriller que trata sobre el misterio de la identidad del asesino de Green River.
Más bien, trata del detective principal de la Fuerza Especial de Asesinos de Green River, el hombre que obstinadamente y obsesivamente mantuvo la investigación durante 19 años. Ese hombre era el detective Tom Jensen, quien ayudó a atrapar a Ridgeway y que es el padre del autor de esta obra, Jeff Jensen.
El tomo está muy bien editado por Norma Editorial en formato cartoné, compuesto por 240 páginas en blanco y negro, con unos interesantes extras como una breve biografía y algunas otras curiosidades sobre el caso.
La historia se desarrolla en dos líneas temporales distintas. La primera arranca en Green River, en 1980, cuando el asesino se cobra su primera víctima. A partir de este momento llegarán más asesinatos que darán comienzo a la investigación por parte de la policía y del futuro detective Tom Jensen, hasta el momento de su detención durante el verano del 2003.
Y el segundo arco argumental arranca en ese mismo verano, tras veinte años de incansable búsqueda. El —ahora sí— detective Tom Jensen se enfrenta cara a cara con el hombre que estuvo aterrorizando a toda una ciudad: Gary Leon Ridgway, conocido durante años como el asesino de Green River.
El agente Tom Jensen, junto al resto de la unidad policial asignada al caso, deberá reconstruir junto a Gary Leon Ridgway la gran mayoría de los asesinatos no resueltos, para dar con las víctimas del asesino en serie y cerrar así por completo el caso.
Os preguntareis qué os puede aportar una novela negra de la cual partimos sabiendo la resolución del caso. Pues es aquí donde reside la gracia de la obra de Jeff Jensen, ya que se aleja de la típica novela policíaca.
Por un lado, en la historia se intenta comprender al monstruo capaz de realizar tales actos despiadados desde un punto de vista neutral. Siendo el lector el que tome cartas en el asunto, conciba sus propias teorías y complete los vacíos argumentales que convenientemente nos va dejando el escritor por el camino.
Por otro lado, la trama se enfoca desde la fuerza de los personajes. Destaca el detective Tom Jensen, al que sitúa en el centro de la historia. Se muestra su desarrollo vital, que va cobrando la misma importancia que el del asesino, a través de su duro trabajo e implicación personal en el caso.
Debido a que el escritor es el hijo del detective Jensen, hay un fuerte sentido de autenticidad en la historia. Jeff Jensen cuenta que escribió esta historia para comprender mejor a su padre y expresar su amor por él. Jensen hace esto, no a través de la adoración ni mostrándonos a un gran héroe, sino un hombre común que entregó mucho de sí mismo para llevar al asesino de Green River ante la justicia.
Además de autenticidad en la historia, existe ese mismo sentimiento de verosimilitud en el arte. Jonathan Case desarrolla un duro trabajo con un estilo muy efectivo y realista que complementa perfectamente la historia. Destacan los rasgos expresivos muy bien trabajados de los personajes principales.
En resumen, en El Asesino de Green River no encontrareis persecuciones, ni tiroteos, no hay primeros planos como en CSI… Pero la historia engancha. La narración nos acerca de manera cautivadora a la perturbadora mentalidad de un asesino en serie. También muestra el duro trabajo de los detectives y cómo les afecta psicológica y personalmente, aunque no cesan en sus investigaciones porque: “Cualquier verdad es preferible a la duda indefinida”.