Reseña de Cómic
Proyectos Manhattan
de Jonathan Hickman y Nick Pitarra
Edición USA: Image
Edición España: Planeta DeAgostini
Guión: Jonathan Hickman
Dibujo: Nick Pitarra
Serie: 6 tomos tapa blanda (completa)
Ciencia ficción, científicos nazis, surrealismo, personajes históricos, alienígenas, bizarradas, grandes diálogos y humor loco. Todo eso mezclado da como resultado los Proyectos Manhattan, una de las series más frescas y divertidas de Jonathan Hickman.
Hickman, en boca de todos últimamente por su llegada a los mutantes, es uno de los guionistas del momento, uno con unas características muy marcadas y una forma de entender la narrativa en sus historias que genera pasiones tanto a favor como en contra.
Y es que, a pesar de sus grandes ideas y su capacidad para plantear sagas de largo recorrido, ha sido acusado en muchas ocasiones (y con razón) de ser demasiado frío y cerebral, y de supeditar la caracterización de los personajes con los que trata al desarrollo de su historia. Aquí, sin embargo, demuestra que cuando quiere es capaz de darnos una serie fresca y divertida sin renunciar por ello a jugar con los conceptos de ciencia ficción e historias alternativas que le son tan característicos.
La serie arranca al final de la Segunda Guerra Mundial cuándo descubrimos que el Proyecto Manhattan (dónde nació la bomba atómica) no era sino la punta del iceberg de una serie de experimentos secretos llevados a cabo por las mentes más brillantes de nuestro planeta desde Einstein a Von Braun, pasando por una serie de personajes, todos reales, incluido la perra Laika que, pasados por el filtro de Hickman, se convierten en una bizarrada divertidísima, con una interacción y unos diálogos brillantes.
Hasta aquí el argumento principal porque el desarrollo hay que leerlo sin spoilers para disfrutar totalmente de la serie. Sólo diremos que las sorpresas no paran desde la primera página y que a lo largo de la serie nos encontramos con muchísimos personajes históricos (desde presidentes americanos a premieres soviéticos) trasuntados y llevados a un extremo de locura divertidísimo, viajes espaciales, traiciones, altos secretos, historia oculta y una relación y desarrollo entre personajes que avanza y evoluciona casi en cada númer. Vamos, que al contrario que en muchas de las series de Hickman, no hay lugar para el aburrimiento y no se hace lento ni pesado en ningún momento.
Sobre el dibujo, creo que todo el mundo ya conoce a Pitarra, con fama de feísta, pero sin el cual está serie hubiera sido algo totalmente distinto, posiblemente a peor. Su trazo irregular y sus composiciones de página le vienen que ni pintado a las historias locas y a los personajes surrealistas que nos presenta Hickman. No es el dibujante que quisiera ver cada mes en mi colección favorita pero es el dibujante perfecto para esta serie.
Todo ello nos da una serie impecable en los primeros tomos pero, posteriormente, a partir del tomo 3, Hickman se gustó demasiado a si mismo y empezó a complicarse la vida (y a complicársela al lector) con sagas más confusas y sin ese frescor y esa diversión que le caracterizaba al principio, convirtiéndose en algo sólo recomendable para fans del autor.
En cualquier caso, una serie diferente, con grandes ideas y personajes y momentos para recordar.