Reseña de Cómic
Vincent. Un Santo en la época de los Mosqueteros
de Jean Dufaux y Martin Jamar
Edición original: Dargaud
Edición española: Norma (VII-2019),
según la edición francesa a cargo de Dargaud (X-2016)
80 páginas, color, encuadernación en cartoné
Justo cuando se cumple un año desde su publicación en España, resulta francamente sorprendente que este álbum haya pasado prácticamente desapercibido para gran parte de la crítica. Es cierto que no se trata de una obra excepcional, claro está, pero creo que merece mejor suerte. Se comprende que, hoy en día, una hagiografía de San Vicente de Paul pueda, a priori, no resultar un tema muy sugerente, pero conociendo a sus autores, me resulta extraño que esta recreación del Paris del siglo XVII no haya generado más atención.
Tengo a Jean Dufaux por un guionista irregular; la calidad de su trabajo oscila frecuentemente, siendo capaz de alternar historias verdaderas memorables (Jessica Blandy, Murena, Dixie Road) con otras que es preferible olvidar (Conquistador, Cruzada). En este caso, nos encontramos en un punto intermedio. El argumento es muy ambicioso, pero el resultado es quizás algo decepcionante. A la vez que el resultado transpira un importante esfuerzo de documentación y una trabajada construcción de la personalidad del personaje principal, no sucede lo mismo con el resto de caracteres y con la resolución de la trama detectivesca que se introduce en la primera mitad del álbum, inicialmente bien planteada, pero que pierde bastante interés a medida que el relato avanza.
Lo verdaderamente notorio de esta obra es el trabajo de su dibujante, Martin Jamar, un autor que se prodiga poco y que está relativamente ninguneado por estos lares. Jamar es un colaborador habitual de Dufaux, no en vano esta es la penúltima obra realizada de manera conjunta entre ambos belgas de las cuatro que han elaborado hasta la fecha. El álbum rezuma de la buena química que existe entre sus autores, pero en este caso, la parte gráfica brilla con una fuerza especial. Para empezar, la representación que hace Jamar del Paris de la época es sumamente brillante. No estamos todavía ante la bella ciudad reformada por el baron Hausmann a mediados del siglo XIX: hasta entonces, prácticamente todo el núcleo urbano era medieval e insalubre, como bien atestigua la obra de Víctor Hugo. Tanto la recreación de los lugares hoy desaparecidos (el hospital de San Lázaro, la torre de Neslé o el cementerio de los Inocentes), como los que han pervivido (el castillo de Saint-Germain-en-Laye -hoy sede del Museo Arqueológico Nacional-, la isla de la Cité o el Palais-Royal) contribuyen a que la ciudad sea un personaje más de la obra. El diseño y representación de los personajes es excelente, y el color directo que emplea el dibujante contribuyen a que el resultado sea espectacular.
Comentaba al principio de la reseña que la biografía de un santo (francés, además) pueda no resultar un tema excesivamente atractivo hoy en día. No es este el caso, dado que su personalidad resulta finalmente harto atractiva, tanto por sus cualidades humanas como por su comportamiento, bastante alejado de los cánones tradicionales. Si a ello le unimos el momento histórico escogido, el fin de la guerra de los Treinta Años, cercano a la muerte de Luis XIII y previo a la revuelta de la Fronda, obtenemos un magnífico fresco de la época, que interesará por igual a amantes de la historia y del buen cómic. El álbum se complementa con un magnífico ensayo de la historiadora Marie-Jöelle Guillaume y algunos bocetos de Jamar, siguiendo la edición original de Dargaud.