Reseña de cómic
Todo bajo el sol
de Ana Penyas
Lorenzo Araya Suárez
Editorial: Penguin Random House
Autor: Ana Penyas
Encuadernación en cartoné. Color. 160 páginas.
1ª edición: febrero de 2021
ISBN: 978-84-16131-78-5
Precio: 22,00 €

Este libro perfectamente podría haberse titulado «Todo sobre España», porque, a pesar de centrarse en una región muy concreta de este país, lo que cuenta es extrapolable, mutatis mutandi, a cualesquiera otras de la misma España.
La historia que cuenta es la que viene desde los estertores de la patética dictadura franquista, en 1969, hasta casi nuestros días. Y el levante español no es, en el fondo, más que una imagen en miniatura de todo el país. Un poco más abajo intentaremos explicar esto, pero antes querríamos hacer algunas consideraciones de carácter más general.
Este cómic pertenece a algo así como una segunda generación de obras biográficas enmarcadas en la historia reciente de España. Si en un primer movimiento autores de más edad nos contaban las vicisitudes de alguno de sus familiares en la Segunda República, la Guerra Civil y la dictadura encabezada por Francisco Franco, estamos ahora viendo un segundo momento en que autores más jóvenes también nos ofrecen una visión de nuestra historia a partir de la biografía de sus abuelos y padres, pero que obviamente, aunque solo sea por motivos de edad, se inserta de manera más acentuada en etapas posteriores (de la Transición en adelante).
Se nos podrá objetar que ya en los mismos años 80 había autores que estaban haciendo la crónica de esos tiempos (pensamos en Nazario, Del Barrio, Martí, Gallardo y demás plantel de las líneas clara y chunga), pero esa era justamente una crónica de su actualidad, donde no entraba ni la memoria ni una exposición panorámica, de mirada más objetiva, de la época.
Ana Penyas ya dio una primera y certera estocada en este camino con su anterior novela gráfica: su ópera prima «Estamos todas bien». Certera no solo porque le valió para ganar el Premio Nacional del Cómic 2018, sino porque suponía una originalísima mirada al pasado desde el testimonio de sus abuelas.
En su nuevo libro, este «Todo bajo el sol» que nos ocupa, Penyas repite formato, tanto en lo físico (es de nuevo un tomo apaisado de mediana dimensión) como en el timbre narrativo: una mirada áspera, desde un observatorio aparentemente alejado y desapasionado, como de catalejo, que va extrayendo momentos puntuales, irrelevantes tomados aisladamente, pero significativos vistos en conjunto.
Y justo es en este sentido, como de mónadas leibnizianas, donde cada elemento individual solo expresa su parte porque a fin de cuentas expresa todo, en el que decíamos al principio que este cómic, en el fondo, contando la historia reciente del levante valenciano, cuenta la historia reciente de España.
Porque en el fondo el desarrollo de este país es el mismo en todas partes, por muy diferentes que puedan parecer si solo atendemos a lo superficial. La dedicatoria que abre el volumen es sintomática de lo que decimos: «A quienes tuvieron que abandonar su lugar y a quienes se quedaron como extraños en su propia tierra». ¿Acaso tal calificación no se puede emplear tanto para los viejos habitantes de Extremadura, Andalucía o el País Vasco como para los de Valencia? ¿Acaso no atropelló a todos por igual el progreso de los nuevos tiempos? ¿Acaso los jovenes de unos y otros lugares no sufrieron (sufrimos) la misma estupefacción en Valencia y en Madrid; no partían desde Madrid a la «ruta del Bakalao» valenciana?
Cada capítulo del libro presenta en algún momento una viñeta panorámica donde aparece siempre un mismo escenario, pero tal y como se veía en el año correspondiente, empezando por 1969 y terminando por 2019. Hágase este mismo ejercicio con cualquier población española y el resultado será prácticamente el mismo. Al final, es el formato de la viñeta el único rasgo identificador de tal escenario, puesto que por lo demás ya todo será distinto. ¿Y se puede decir que siga siendo el mismo lugar cuando todo es ya otra cosa? ¿Dónde radica la identidad? Y sí, en gran medida la modernización es el proceso de pérdida de toda identidad en sentido fuerte (hoy en día escuchamos las quejas de los nostálgicos contra las políticas de género, paseándolas en sus autobuses ridículamente decorados: ay, que entonces ya nadie es varón ni hembra por nacimiento, sino por elección; que tener pene no te hace niño, ni tener vulva, niña).
El pivote de esta historia es un migrante valenciano que huye del pueblo para buscarse la vida en la gran ciudad. A su alrededor el relato se desentraña sobre sus suegros, esposa e hijos, aunque, como se irá viendo claro, el verdadero protagonista es el tránsito entre ciudad y campo, o, mejor dicho, el triunfo de la ciudad y las ruinas que deja dicho triunfo.
En cuanto a la parte gráfica, ya hemos comentado que Penyas consolida el estilo que mostrara en «Estamos todas bien», pero lo que en esta era aún tentativo, ahora aparece como seguro y perfeccionado. Es un dibujo certero, que a primera vista podría creerse descuidado, pero que a poco que se le preste algo de atención revela su meticulosa planificación, tanto en la composición de cada viñeta como en la articulación narrativa (la transición entre viñetas o, según el término de Groensteen, artrología).
El estilo y la técnica son mixtos, reuniendo sin problemas en una misma viñeta figuras representadas muy esquemáticamente con otras fotorrealistas, rotuladores y lápices con transferencias, en un collage sorprendente y efectivo, por mucho que a los más apegados a lo tradicional no les resulte atractivo.
La armadura de la página es principalmente la de dos tiras isomorfas, lo que como se sabe hace que la lectura sea fluida y que, en contraste, provee de mayor impacto narrativo a las páginas en que varía dicha armadura. Donde todo está fuera de norma, ya nada está fuera de norma (estamos pensando aquí en los disparates de la primera hornada Image y su pseudo transgresión visual de pichiglás). Un narrador maduro ha de saber gestionar el balance entre regularidad e irregularidad de la rejilla de viñetas, y Penyas demuestra sobradamente tal madurez.
En conclusión, nos parece que «Todo bajo el sol» es un paso hacia adelante y consecuente en la producción de su autora. Mantiene las virtudes que ya apuntaba entonces y minimiza sus defectos, con una obra sólida y sobresaliente que, nos parece, supera a su anterior novela gráfica. Y ello independientemente de los premios que ahora pueda o no recibir.