Reseña de Cómic. Marvel Must Have.
Thunderbolts: La Ascensión de Norman Osborn
de Warren Ellis y Mike Deodato
Norman C
Editorial española: Panini
Editorial americana: Marvel Comics
Guion de Warren Ellis y Marc Guggenheim
Dibujo de Mike Deodato y Leinil Francis Yu
Contiene extracto de Civil War: Choosing Sides y Thunderbolts 110 a 121
Cartoné. 304 páginas. Color.
ISBN: 9788411016001
24 €
La línea Marvel Must Have ha resultado ser todo un acierto por parte de Panini. Su extenso catálogo de títulos ha permitido recuperar tanto miniseries como arcos importantes, o, en el caso que hoy nos ocupa, una etapa completa largamente demandada por los fans ante la imposibilidad de encontrar la edición anterior en Marvel Deluxe.
Comenzamos poniendo en contexto el cómic: los Thunderbolts nacen en la segunda mitad de los noventa para cubrir el hueco dejado por Vengadores y 4 Fantásticos por su cesión a los estudios de Jim Lee y Rob Liefeld en un intento por revitalizar ambas franquicias. El nuevo grupo, creado por Kurt Busiek y Mark Bagley, reservaba uno de los mejores cliffhangers que se recuerdan al final del primer episodio, en una época sin Internet y los spoilers actuales, aquella revelación fue toda una sorpresa para los lectores.
El concepto caló entre el público y primero Busiek y después Nicieza nos brindaron sólidas y largas etapas que llevaron a la colección a alcanzar el centenar de números. Poco después de lograr tan redonda cifra y aprovechando los acontecimientos de Civil War, en Marvel decidieron dar una vuelta de tuerca y presentar una versión del grupo más oscura y retorcida a cargo de Warren Ellis y Mike Deodato.
Al frente de la nueva alineación nos encontramos a un Norman Osborn aparentemente reformado que trata de manejar a sus subordinados mientras, en secreto, camina por el filo de la locura.
Como equipo de campo tendremos a algunos miembros de etapas anteriores, como Pájaro Cantor, la maquiavélica Piedra Lunar, El Hombre Radiactivo o El Espadachín. A estos se unen el Veneno que se había fusionado con Mac Gargan, un Bullseye tan letal y psicópata como siempre y un Speedball que tras los sucesos de Civil War ha tocado fondo bajo la identidad de Penitencia.
Si el leivmotiv de la serie siempre había sido la de dar cabida a personajes que se debaten entre la redención o recaer en sus hábitos criminales, este nuevo equipo resulta ser un auténtico polvorín que puede estallar en cualquier momento con consecuencias imprevisibles.
El primer arco sirve de presentación y coloca las piezas en el tablero. Vemos al equipo intentando capturar a algunos héroes de segunda (siendo generosos) que se resisten a acatar el acta de registro aprobada por el gobierno. Tenemos a Piedra Lunar conspirando para conseguir sus fines mientras Pájaro Cantor y El Hombre Radiactivo tratan de hacer lo correcto y evitar los desmanes de Veneno o Bullseye y Penitencia se hunde más y más en su espiral autodestructiva.
Pero es sin duda en el segundo arco donde sube el nivel, presentando una explosiva situación en la base del grupo, que llevará a cada personaje a tomar partido en una historia plagada de acción y escenas impactantes donde veremos también un interesante desarrollo de los problemas mentales de Osborn y Penitencia con ambos personajes llegando hasta el límite.
Un arco espectacular que cierra la etapa y nos deja con ganas de mucho más.
Lamentablemente, Warren Ellis se mostraba reacio a escribir creaciones ajenas más allá de espacios cortos y nos deja por un lado con la satisfacción de lo leído y, por otro, con las ganas de ver qué habría podido pasar de haber continuado escribiendo la serie.
El concepto de Norman Osborn dirigiendo a un grupo de peligrosos criminales sería aprovechado por Brian Michael Bendis durante Reinado Oscuro presentando a una alineación de Vengadores Oscuros que repetía algunos de los protagonistas de estos Thunderbolts.
Si el guion es trepidante y juega muy bien con la psique de los personajes y la acción, el dibujo del brasileño Mike Deodato no se queda atrás y nos brinda páginas auténticamente espectaculares con viñetas notables. El artista se encontraba en un momento de madurez idóneo y firmó un gran trabajo.
El tomo incluye como prólogo una historia corta escrita por Guggenheim donde se narra el reclutamiento de uno de los miembros del grupo. El dibujo corre a cargo de un Yu cuyo estilo «feísta» y recargado nos «obsequia» con alguna de sus habituales caras de personajes que parecen estar sufriendo algún tipo de problema de salud o tránsito intestinal. Afortunadamente es breve.
Completan la edición varios artículos que ponen en contexto la obra y explican la cronología de aquellos años dorados de la Marvel más apasionante de este siglo. Donde cualquier cosa podía suceder.
En resumen, una etapa intensa y adictiva que supone una lectura agradable y altamente recomendable y que se coloca por méritos propios entre las mejores del grupo.