Reseña de cómic
Jupiter’s Legacy · Tomo 1
de Mark Millar y Frank Quitely
David Haldon
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Edición original: Jupiter’s Legacy #’s 1-5 USA, Image Comics
Edición española: Panini
Guión: Mark Millar
Dibujo: Frank Quitely
Formato: Tapa dura, 136 páginas
ISBN: 9788490941775
Precio: 15 €
Se ha estrenado en Netflix Jupiter’s Legacy, la última adaptación a la pequeña pantalla de un cómic de superhéroes, género que está viviendo su edad de oro tanto en cine como en televisión. Como ocurrió en su momento con The Boys, el anuncio de esta serie ha causado mucha expectación entre los aficionados.
Pero antes de hablar de la serie en sí debemos hacerlo del cómic original, y para ello debemos empezar por su autor, Mark Millar.
Mark Millar es un gran escritor, tiene talento, un conocimiento exhaustivo de los personajes y universos con los que trabaja y, al contrario que otros guionistas de su generación, un gran amor por el género. Sólo hay que ver sus Aventuras de Superman.
El fue uno de los escritores que llevaron a los superhéroes al siglo XXI con su Authority y sobre todo sus Ultimates. Lo tenía todo para ser uno de los grandes y sin embargo, como le ocurre a muchos, se acomodó y prefirió empezar a producir series en cadena, más pensadas para vender los derechos a otros medios que en contar buenas historias en las que de verdad mostrara su talento.
Así, el guionista que sorprendió a todos con obras como Unfunnies, Wanted y la ya nombrada Ultimates, empezó a lanzar historias de poca calidad o directamente malas, en las que se notaba un esfuerzo mínimo y en la que la mayoría de las veces toda su labor consistía en coger un personaje o una idea ya existente y trasuntarla, dándole un toque de molonidad vacío.
De ahí han salido cosas como MPH (un flash con drogas), Supercrooks (Ocean’s Eleven con superpoderes) o Empress que no es sino su versión de Star Wars, con un gran dibujo, eso sí. Comics entretenidos que se leen de un tirón y qué al igual que las pipas, mientras dura el paquete no puedes dejar de tomarlas, pero cuando terminas sigues teniendo hambre; no llenan.
Ya se daba al autor por perdido cuando sorprendió con esta obra, Jupiter’s Legacy, la prueba de que cuando quiere, puede. Y de que aún quedan grandes historias por salir de su pluma.
El argumento no es muy original, la enésima deconstrucción del superhéroe, en este caso mostrada como lucha generacional. De un lado los héroes de la Edad de Oro (los padres) enfrentados a sus vástagos, también con poderes pero incapaces de entender el sacrificio y la responsabilidad que estos acarrean. Lo que parece un trasunto de Kingdom Come va mucho más allá, brillando con sus propias virtudes. La principal, la caracterización de los personajes.
Es fácil reconocer en ese Utopian al Superman de la edad de oro, con su moral, quizás anticuada, pero todavía válida hoy día, mientras que en el lado contrario Millar crea a unos personajes, sus hijos, modelados a partir de las celebrities de la era digital; niños malcriados que han crecido siendo el equivalente de Paris Hilton con superpoderes. Tienen el poder, la fama y la riqueza, pero no se la han ganado, nacieron con ella por lo que son incapaces de apreciarla.
En ese aspecto tengo que hacer hincapié en lo bien construido que están ambos personajes; el hijo es el típico heredero pusilánime y débil, poseedor de un gran poder y capacidad pero qué se siente acomplejado por su padre y que se consuela en los lamentos, las fiestas y las groupies, mientras decepciona a su padre, y se decepciona a sí mismo, una y otra vez.
La hija, promiscua e superficial, incapaz de alejarse de las drogas y las relaciones tóxicas, dará más de una sorpresa en la serie.
A ellos se les une el hermano de Utopian, un miembro de la generación original de héroes que está cansado de su papel de secundario y que, llegado el momento, hará su movimiento.
Esto es todo lo que se puedo contar del cómic sin hacer spoilers. Pero hay que incidir en que las sorpresas se suceden y, aunque sean lógicas y previsibles, cuándo ocurren te sorprenden, lo cual es mérito del guionista y hay que reconocérselo.
Al dibujo tenemos a Quitelly, un dibujante que rebosa calidad desde sus primeras obras, pero qué ha ido depurando su estilo y que aquí probablemente nos da uno de sus mejores trabajos, con viñetas y páginas que te obligan a hacer un alto en la lectura para admirarlas.
En resumen, una vuelta al Millar bueno, con una obra ambiciosa que no defrauda y que por debajo de toda la provocación y las imágenes y momentos impactantes, rebosa amor y respeto al género. Muy recomendable tanto para aficionados veteranos que disfrutarán de los guiños y homenajes, como por los lectores noveles que se encontrarán una buena y sólida historia, con un gran desarrollo de personajes.