Reseña de Cómic
Hasta Nóvgorod
de Víctor Barba

Jesús Mateos


Editorial española: Norma Editorial
Guión y dibujo de Víctor Barba
Cartoné. Color. 184 páginas. 23,90€
ISBN: 978-84-679-4404-4

Norma nos trae un tebeo de esos que te absorben y te meten en la realidad plasmada por su autor Víctor Barba, quien, a su vez, contaba la historia real de Teodoro Recuero Pérez. Desconocía al autor, desconocía su obra previa y, en cierta medida, eso me ha ayudado a leer y disfrutar este magnífico tebeo sin prejuicios sobre el autor y su bagaje político y es que la historia que nos trae no es otra que la de un divisionario…

Uno de esos señores bajitos, con bigote y abigarrados que lucharon en la Segunda Guerra Mundial para combatir al comunismo. Y es que en estos tiempos, publicar esta historia es una temeridad. Una temeridad y también algo necesario, porque si no nos habrían dejado sin una epopeya digna de la pantalla grande.

El tebeo abarca tres etapas de la vida de Teodoro, nuestro protagonista: su vida y juventud como jornalero, su papel en la Guerra Civil y sus días como divisionario en el frente ruso. Cada una de las etapas es dura, amarga y poco esperanzadora, pero también en cada una de ellas se ve el espíritu de supervivencia y la camaradería.

 

En las páginas destinadas a contar la infancia y juventud de Teodoro se desprende cierta ternura, casi como una evocación poética e inocente. La relación con un padre noble y bueno se ve truncada por las necesidades y la niñez termina casi sin haber empezado. Teodoro, se busca la vida como jornalero, bracero o incluso amenizando alguna fiesta local con su cante.

La miseria del campo está bien reflejada en las viñetas que retratan la vida agraria, donde hay pocas oportunidades, pero también se ve el apoyo mutuo de las familias con gran necesidad. Ya en estas páginas vemos el germen de lo que permitirá a Teodoro sobrevivir en la guerra: el espíritu de supervivencia, el hacer lo que haya que hacer para salir adelante.

El punto de inflexión llega con el descubrimiento de la lectura, gracias a la Casa del Pueblo regentada por el Partido Comunista, donde Teodoro devora todos los libros que caen en sus manos. En un tiempo donde había pocas oportunidades de ocio y diversión, la lectura era como maná del desierto. Una enseñanza todavía vigente casi 100 años después. Es increíble ver como la sociedad va polarizándose cada vez más, página a página.

Las luchas políticas y los mítines políticos cada vez más populistas y extremos recrudecen el día a día creando un conflicto que sería aterrador. Con cada página veía un reflejo de la actualidad: pareciendo que aún no hemos aprendido, lo que convierte a este tebeo en una obligada lectura, aunque sea para evitar caer en los mismos errores.

Y la guerra aconteció. Familias y amistades rotas que empobrecen más si cabe a los más desfavorecidos. Teodoro, ya descreído de los eslóganes vacíos de los comunistas, se ve obligado a alistarse en la Falange para ir al frente con tal de que no lo fusilen. Así era la vida de muchos de nuestros abuelos, muchos de ellos obligados a luchar en la Guerra Civil por las circunstancias y para evitar la bala de la retaguardia.

La vida de Teodoro durante la guerra está magníficamente ambientada y descrita. Es un relato lleno de acción y horror: balas, bayonetas, fusilamientos, refugiados, bombas, la muerte en cada esquina.

La toma metro a metro de cada palmo de la ciudad no da un respiro. Aquí estamos ya inmersos en pleno tebeo bélico. Para quienes disfrutan con historias de la guerra, aquí tendrán un relato de primer nivel, y en este sentido, «podemos alegrarnos» de que aún le queda toda la parte de la División Azul a nuestro cada vez más curtido soldado Recuero…

Si bien el tebeo empieza in media res en la defensa de posición ante una oleada de soldados rusos en plena Operación Barbarroja; se toma muy inteligentemente unas pausas entre oleada y oleada para contar los acontecimientos que le han llevado a vivir esa situación desesperada: la de un pequeño contingente de españoles, con pocos recursos, luchando y subsistiendo a más de 4.000 kilómetros de casa, en plena estepa rusa, a -40ºc, contra el innumerable ejército comunista.

Describir con palabras las luchas diarias contra el hambre, el frío, las enfermedades, los mosquitos, ratas y las imparables oleadas de soldados enemigos, viendo a los compañeros muertos alrededor es difícil. La epopeya vivida por Recuero en Nóvgorod es digna de una película de alto presupuesto.

Os invito a leer este tebeo sólo para sentir el sobrecogimiento que experimenté durante su lectura. El terreno nevado y las operaciones de combate son envolventes. En todo momento, uno se queda atrapado en su lectura sabiendo que está basada en hechos reales… y que es real con cada vuelta de página.

En todo momento podemos empatizar con nuestro protagonista. Ver a algunos que logran escabullirse de una muerte casi certera es un sentimiento que a todos nos conmueve. Los engranajes de la guerra pasan como una apisonadora, aplastando a todos sin tener en cuenta el bando.

Durante todo el relato bélico, vemos las penurias de nuestro soldado aderezada con las relaciones con los compañeros de trinchera. Estos soldados sirven para contar los otros puntos de vista del conflicto, lo cual ayuda a dar más globalidad al relato.

Pone bajo el foco ideas políticas que imperaban en la época: soldados que quieren escapar del paredón, llenarse el estómago, incluso alguno por tener aventuras y, por supuesto, los hay que están por convencimiento. Fuera de trincheras, estos personajes no tendrían demasiados puntos en común, pero sobrevivir al invierno ruso, bajo explosiones y balas lima asperezas.

El dibujo es solvente y eficaz. Hay páginas que tienen un tinte o son en blanco y negro, como si emularan las fotografías y grabaciones de aquellos años. Un recurso que me ha parecido excelente ha sido el de dar más saturación y contraste de colores cuando los momentos que se trataban eran más alegres (como la estancia como legionario en el norte de África o cuando le llega el aguinaldo en el frente), y más apagados en otros momentos más tristes o duros. No es el dibujo más épico, pero sí muy expresivo. Hay una colección de muecas en soldados y reflejos de furia, dolor, abatimiento, crueldad o pena que son más efectivas que realistas.

Sin embargo cuando hay que representar la batalla y la acción, Víctor Barba también muestra ser un narrador certero. No ha habido ninguna viñeta que me sacara de la lectura a pesar de que no es mi estilo favorito de dibujo, sino todo lo contrario.

La edición me ha encantado y sobre esto tengo que indicar que los extras que añade Norma son de un detalle exquisito: el quién es quién, los bandos, los frentes de batalla, documentos oficiales, insignias, mapas, carteles, fotografías y bocetos de Víctor Barba. Ha sido una de esas raras ocasiones donde me he parado a leer con detalle todos los extras tanto como el propio relato.

Y es que el tebeo, más allá del lugar que ocupó Teodoro Recuero Pérez en la historia, es aleccionador sobre los males de la guerra. Es un puro alegato anti belicista. La vida de Teodoro nos enseña la realidad. No se trata de si la División Azul, aquello o lo otro. La historia está para aprender de ella.

Teniendo en cuenta el nivel de conocimiento medio al terminar el instituto, y con las redes sociales impidiendo el diálogo abierto, este tebeo debería ser lectura obligatoria. Con la polarización actual, publicar la historia sobre la vida de un combatiente de la División Azul es un acto de valentía y compromiso con la verdad y con la historia.

Da igual nuestro signo político, «Hasta Nóvgorod» es una lectura fascinante que merece ser leída y disfrutada con gran placer. Sin lugar a dudas se trata de los mejores 23,90€ que he gastado en un tebeo en mucho tiempo y una obra que no pararé de recomendar.

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