Reseña de Cómic
Frank Frazetta, a sangre y fuego
Marcos Ordóñez Fernández
Canal Cómics XXI

Frank Frazetta nace en Nueva York en 1928. A los 8 años empieza sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Brooklyn. En 1944, siendo un adolescente de 16 años entra a trabajar en el estudio del dibujante Bernard Baily. En 1947 Graham Ingels le da trabajo en Standard Cómics. Iniciados los años 50 empieza a colaborar con EC Cómics, National Cómics y otros. Muchos de estos trabajos los realizó formando equipo con Al Williamson. Sus portadas en Famous Funnies para Buck Rogers le dieron la proyección suficiente para trabajar con una estrella de los cómics como Al Capp y su tira Li’l Abner. Fue una etapa de 9 años con mucho trabajo en la que Frazetta también dibujó su tira Johnny Comet, y además ayudaba a Dan Barry con Flash Gordon. Esa época de ayudante de Capp no acabó bien y después a Frazetta le costó mucho encontrar trabajo y resituarse en el medio.
Sin embargo su amigo, el ilustrador Roy Krenkel le pide ayuda en 1962, ya que tiene un exceso de trabajo para realizar portadas de novelas de Tarzán. Frazetta empieza a practicar el óleo y entra en el mundo de las portadas. Sus obras encantan al público, pero él empezaría su larga lucha para recuperarlas de las manos del editor.

En 1964 Frazetta colabora con la revista satírica Mad, y realiza un anuncio humorístico para la contraportada con la caricatura de Ringo Starr. A los ejecutivos de United Artists les encantó y lo llamaron para hacer el póster de la película “Qué tal pussycat”, escrita por Woody Allen en 1965. Frazetta explicaba que en aquella época con el póster de “Pussycat” ganó su salario anual en una tarde. Aparte realizó los carteles para varias películas más.

Poco después comenzaría sus famosas portadas para las revistas de cómic de terror Creepy, Eerie y Vampirella. Sus trabajos fueron parte del éxito de esas revistas. Aprendió a pintar al óleo cumplidos los 30 años, y esa técnica le otorgaba un plus de prestigio. Él conseguía unos acabados únicos. Nunca usó modelos para sus ilustraciones porque conocía las anatomías de memoria, todo lo contrario que sucedió con sus seguidores en el Fantasy Art, mucho más dependientes de referencias fotográficas y reales.

Poco después la editorial Lancer le ofrece realizar las portadas de las novelas de un personaje desconocido, Conan. Empieza a ilustrar las aventuras de ese personaje y su garra y su fuerza marcan una época. El reclamo del arte de Frazetta hace que las tiradas lleguen hasta los 100.000 ejemplares. Esas legendarias portadas pasarían después a los cómics del mismo personaje. La esposa de Frazetta monta entonces una empresa para explotar el “merchandising” de su marido y empezar a vender por correo pósters, camisetas, etc.
Iniciados los años 80 se asoció con Ralph Bakshi para producir y dibujar la película “Tygra, fuego y hielo” toda ella realizada con la técnica de la rotoscopia, lo que implicaba filmar toda la obra con actores reales para después replicarlos en los dibujos.

En los años 90 Frazetta tuvo problemas de salud debido a un accidente que le dejó su brazo derecho paralizado. Haciendo gala de su voluntad férrea, poco a poco aprendió a dibujar con su mano izquierda, con los mismos resultados espectaculares de siempre.
Una de las luchas eternas de Frank Frazetta fue la recuperación de originales tras haber sido utilizados por un editor. Tuvo muchos problemas para conseguirlo, pero finalmente logró su objetivo. El artista había descubierto muchos casos en los que los editores tras quedarse sus pinturas originales, las vendían por 4 veces el precio que le habían pagado a él. Con los años sus ilustraciones se han cotizado muchísimo y en 2019 su obra “La reina egipcia” se vendió por 5,4 millones de dólares.

En las primeras etapas de su vida, Frazetta gozó de una forma física espectacular. La razón que él daba era que todo aquello era la consecuencia de haber subido a 1000 árboles. Durante su adolescencia en Brooklyn, nunca dijo que no a una buena pelea con peligrosos pandilleros del barrio. Su pegada y su fuerza de lanzamiento eran tan increíbles que estuvo a punto de ser fichado por el equipo de béisbol de los New York Giants, pero tras pensárselo decidió que no iba a ser ésa su carrera.
Desde el año 2001, su finca en Pennsylvania alberga un museo dedicado a su obra, que ahora regentan sus hijos tras su fallecimiento en 2010. Princesas, guerreros, bestiario de todo tipo, vegetación jurásica, hechiceros, brujas, guerreros del norte, perdidos imperios, guerreras, infinitos crepúsculos, todo eso y más encontraremos en las ilustraciones de este artista genial que creó una escuela de alumnos tan destacados como Sanjulián, Enric Torres o Boris Vallejo.