Reseña de Cómic
El Castigador: Soviético
de Garth Ennis y Jacen Burrows
Edición original: Marvel
Edición española: Panini Comics
El idilio de Garth Ennis con El Castigador viene de lejos. A lo largo de su ya dilatada carrera, el norirlandés -especialmente conocido por su trabajo en “Predicador”- ha tenido oportunidad de “toquetear” a varios personajes Marvel, como Thor o Ghost Rider. Sin embargo, no cabe duda de que, dentro la Casa de las Ideas, nunca se ha sentido tan cómodo con un personaje como con el bueno Frank.
Así lo demuestra el excelente trabajo del guionista en “Punisher” dentro de la línea adulta MAX; una colección que se encuentra, sin ninguna duda, entre las mejores de la editorial en lo que va de siglo. A lo largo de sus números, contenidos en España en 12 tomos de Marvel Saga, el guionista tiene tiempo de sobra para sacar a la luz todos los recursos que le han caracterizado durante su carrera. Desde su desmedido interés por la guerra y la Historia, hasta su gusto por el ridículo, lo soez y la ultraviolencia.
A pesar de que hace tiempo que dejó al personaje, Ennis jamás ha tenido dudas de que los caminos de ambos -más pronto que tarde- volverían a unirse. “Quizás el lector se alegre de saber que aún no hemos terminado el uno con el otro… Ni de coña”, afirmaba el irlandés en una entrevista recogida por Panini en “El Castigador: Soviético”. Esta obra, publicada en Estados Unidos entre enero y mayo de 2020, supone el reencuentro del autor con el antihéroe neoyorquino. Y, en opinión del arriba firmante, el resultado roza el sobresaliente.
Puro Ennis
Recientemente publicado en España, “El Castigador: Soviético” no guarda entre sus tapas ni una sola línea que los amantes de Ennis, y los fans de su Punisher, no hayan leído antes. El cómic se mueve por los derroteros en los que el creador siempre se ha sentido cómodo; y a lo largo de los seis números que lo componen, el guionista encuentra tiempo de sobra para transitarlos todos.
Acompañado al dibujo por Jacen Burrows, con quien Ennis ya ha colaborado en obras como “Crossed” o “Wormwood”, el autor nos muestra a un Frank Castle desconcertado ante una serie de ataques contra mafiosos del Este en los que el justiciero anónimo parece seguir sus mismos patrones. Se trata de Valery Stepanovich, un exmilitar soviético veterano de Afganistán que busca ajustar cuentas con el criminal que arruinó su vida durante la guerra.
Afganistán es Vietnam
La inclusión de Stepanovich da la oportunidad a Ennis de contar -como él sabe, que es como si estuviese tumbado en una trinchera hasta arriba de polvo- los pormenores de los combatientes de la guerra afgano-soviética. Ocurrida, en su mayor parte, durante la década de los ochenta, la efeméride está considerada por muchos como el Vietnam de la URSS. Y es que los soldados rusos que participaron en ella tuvieron que hacer frente a un enemigo tan escurridizo como los Vietcong.
El creador aborda el conflicto con una crudeza tan extrema y aguda como verosímil. Hay muy pocos autores, al menos, dentro del mercado americano, que sean capaces de igualar al norirlandés a la hora de mostrar las vergüenzas de la guerra. A lo largo de esta obra, el guionista también se esfuerza por mostrar los hilos invisibles que unen a aquellos que saben lo que es combatir. Aunque Stepanovich y Castle son diametralmente opuestos, en las chácharas del primero y los silencios del segundo la hermandad resulta evidente. O, como mínimo, una comprensión que se sale de los cánones habituales.
Más allá de este apartado, que es el puntal de la obra, Ennis encuentra páginas para soltar alguno de sus característicos momentos macabramente absurdos. Uno de ellos está protagonizado por un grupito de “millenials” que, lo lamento por quien lo considere un “spoiler”, no sale muy bien parado.
El gran trabajo del guionista está muy bien acompañado por el dibujo de un más que solvente Burrows. El artista cultiva un estilo que casa bien con Ennis; aunque, posiblemente, se queda algo por detrás de lo que ofrecieron Robertson, La Rosa o Parlov en la colección de MAX contenida en los Marvel Saga.