Reseña de Cómic
Barbarroja (Integrales 12 y 13)
Edición española: Ponent Mon (X-2018 y VII-2019), según la edición original integral francesa a cargo de Dargaud (2018-2019)
Guion: Christian Perrisin
Dibujo: Marc Bourgne
Color: Jean-Jacques Chagnaud
Traducción: Fabián Rodríguez
2 tomos de 128 y 132 páginas respectivamente. Encuadernación en cartoné.
Este pasado mes de agosto se acaba de publicar en Francia el primer álbum de las nuevas aventuras de Barbarroja, con guión a cargo de Jean-Charles Kraehn (al que aquí conocemos por sus series Gil St. André o Tramp) y dibujo del joven italiano Stefano Carloni, inédito por estos lares.
Hace más de dieciséis años que la editorial Dargaud canceló la serie original de Charlier y Hubinon, que comenzó su andadura en las páginas de la revista Pilote a finales de 1959. Clásico entre los clásicos, la edición española de la serie nunca fue especialmente afortunada. Los mas mayores recordarán su publicación por entregas al comienzo de la segunda época de la revista Din-Dan de Bruguera, allá por el año 1968, bajo el título El demonio del Caribe (como también fue conocida la serie inicialmente en Francia). Sus entregas de cuatro páginas en color, con la típica rotulación mecánica marca de la casa se prolongaron durante casi cuatro años, agotando todo el material disponible hasta esa fecha, es decir, prácticamente toda la etapa de Charlier y Hubinon, desde el comienzo de la serie hasta el episodio La cautiva de los moros. La siguiente aventura, El navío del infierno, última que dibujaría Victor Hubinon, vería la luz en el semanario DDT en 1974.
El resto de la serie siguió estando inédita en nuestro país hasta no hace mucho tiempo: entre 2013 y 2019, Ponent Mon la recopiló en formato integral en trece bonitos tomos, siguiendo la edición realizada por Dargaud, que incluye todas las planchas publicadas en la revista Pilote y no trasladadas a los álbumes. La edición española contiene todos los artículos y entrevistas debidamente traducidas, así como las ilustraciones y las portadas de las distintas versiones de los álbumes que forman parte de la edición francesa. No me voy a extender más acerca de las bondades de esta colección, me conformo con señalar la ocasión excepcional que se le presenta al seguidor de Charlier, que difícilmente podrá encontrarse en el futuro ante otra ocasión como esta para poder hacerse con una de sus series emblemáticas.
Conviene advertir que Barbarroja tuvo distintas etapas, algunas memorables, como la dibujada por Patrice Pellerin (de la que acabaría naciendo su mítica serie El Gavilán); y otras más grises, pero lo cierto es que la serie fue pasando de moda y bajando sus ventas de manera paulatina, sobre todo después de la muerte de Charlier en 1989.
El caso es que en 1999, Dargaud le ofrece los guiones de la serie a Christian Perrisin, que en ese momento estaba realizando La juventud de Barbarroja, dibujada por el español Daniel Redondo. La parte gráfica estará a cargo de Marc Bourgne, que hasta la fecha sólo ha realizado la serie Etre libre, ambientada en el Gran Norte americano y una Historia de Mónaco. Ambos autores aceptan el encargo sin pensárselo mucho y, en medio del escepticismo general, comienzan a trabajar en el episodio La sombra del demonio, el primero de los cuatro que llegarán a realizar.
Las diferencias con la serie clásica son evidentes desde el principio: se introduce a Anny Read, un personaje femenino de fuerte carácter, siguiendo el modelo de las míticas piratas británicas Ann Bonny y Mary Read, y que jugará un papel destacado a partir de ahora; también, a partir de este momento, los piratas se muestran bastante más crueles y sanguinarios de lo que habían sido hasta la fecha: no se duda en asesinar a las primeras de cambio, si con ello se obtiene algún beneficio. Incluso los propios compañeros de navío son prescindibles, llegado el caso. Se muestra a un Barbarroja rejuvenecido: el guionista anterior, Jean Ollivier, siempre nos presentaba al Demonio del Caribe como alguien a punto de jubilarse, generalmente necesitado de ayuda. Ahora, su codicia y ambición se muestran obsesivas, enfermizas: se ha convertido en un personaje sin escrúpulos. Insuflado con un nuevo aliento, en ocasiones parece como si ciertamente hubiese sido poseído por un espíritu maligno.
El nuevo ciclo de aventuras se abre con una secuencia inicial, localizada en la Universidad de Coimbra, muy bien planteada y que marca un ritmo vivo que seguirá a lo largo de todo el episodio. Es una lástima que Bourgne, a pesar de realizar un trabajo más que interesante, cometa algunos errores que serán señalados por los seguidores de la serie, que siempre estuvo documentada de forma muy rigurosa. Su recreación del velero de Eric Le Rouge, el Dauphin, se basa en el mítico Bounty, una embarcación de varias décadas después. El detalle no pasó desapercibido para los entendidos, entre ellos, el mismísimo Patrice Pellerin, que a esas alturas ya había desarrollado tres entregas de su serie El Gavilán, en la que el trabajo de documentación es metódico hasta llegar a niveles extraordinarios (no en vano seguirá al pie de la letra los trabajos monográficos sobre la armada francesa de Jean Boudriot). Así, las nuevas aventuras de Barbarroja, siempre sometidas a una rígida observación por parte de sus seguidores tradicionales, serán criticadas más severamente de lo que realmente hubiese sido justo.
Esta etapa de la serie se compone de dos ciclos argumentales (uno por cada volumen integral), cada uno compuesto por dos episodios.
El primero, formado por La sombra del demonio y El camino del Inca, narra las desventuras del grupo de piratas en busca de la ciudad de Machu Picchu desde su partida del puerto francés de La Rochelle. Las diferencias entre Barbarroja y Eric Le Rouge, su hijo adoptivo, cada vez situados en posiciones más distantes, llegarán a un abierto enfrentamiento que terminará de una forma totalmente desafortunada. De haber contado con más experiencia, seguramente este ciclo hubiese logrado obtener un gran nivel, pero en ese caso seguramente no hubiese visto la luz: sus propios autores afirman que sólo la inconsciencia propia de su juventud les permitió continuar la serie. En cualquier caso, siempre se le ha juzgado con excesiva dureza. El ciclo se deja leer, y además, se deja leer bien, aunque acusa cierta descompensación entre la duración de la larga travesía desde Francia hasta el Perú en contraste con el rápido desenlace.
El segundo ciclo, El secreto de Elisa Davis, es mucho más equilibrado. El grupo, de vuelta en Lima, intenta regresar a Francia en medio de ciertas disputas entre británicos y españoles. De forma paralela, Anny Read narra a Eric la historia de sus orígenes y el porqué de su relación con Barbarroja, lo que constituye el verdadero leiv-motiv de la obra. Concebido como interludio a la espera de un tercer ciclo que nunca llegará a ver la luz, la vida de Anny Read está inspirada en dos fuentes clásicas de las historias de piratas. Por un lado, toma elementos de la novela Los contrabandistas de Moonfleet de John Meade Falkner, obra y autor a la que Perrisin rinde cumplido homenaje. Por otro, se construye un desenlace imaginario de la vida real de las dos piratas británicas mencionadas previamente, que trabajaban a las órdenes de Calicó Jack, más conocido como Jack Rackham. A pesar de que sus autores se encuentran más satisfechos de este segundo ciclo, a la postre acaba resultando más convencional. Es una lástima que Dargaud decidiese no proseguir con la publicación de Barbarroja en este momento, porque el relato había llegado a un punto interesante.
Años más tarde, Marc Bourne se embarcaría de nuevo junto a su amigo Franck Bonnet en una nueva serie: Piratas de Barataria. Pero ya es otra historia…