Reseña de Cómic
Rani Integral 1

Edición española: Ponent Mon (II-2020)

Edición francesa: Editions du Lombard, reuniendo los cuatro primeros álbumes de la serie: Bâtarde (XI-2009); Brigande (I-2011); Esclave (IV-2012) y Maîtrese (VIII-2013)
Guion: Jean van Hamme y Alcante (seudónimo de Didier Swysen)
Dibujo: Francis Vallès
Color: Christian Favrelle
196 páginas, encuadernación en cartoné

 

Jean van Hamme está semirretirado del mundo del cómic desde 2015, fecha desde la que fué traspasando los guiones de sus series más conocidas a otros autores: así XIII y Thorgal han sido continuadas por Yves Sente; Lady S por su dibujante, Philippe Aymond; y Largo Winch por Éric Giacometti.

En ese momento decidió limitar su actividad a realizar los guiones de la serie Wayne Shelton, pero lo cierto es que desde entonces sólo se ha publicado un álbum del ya madurito detective: Vendetta (Dargaud, 2017). Por contra, en 2018 se descolgó con un más que interesante one-shot llamado Kivu (publicado por Éditions du Lombard y dibujado por Christophe Simon) que pudimos ver por aquí el año pasado gracias a Ponent Mon; para anunciar, a continuación, que está trabajando en un nuevo álbum de la serie Blake y Mortimer con Peter van Dongen y Teun Berserik, (título provisional: Le Dernier Espadon, publicación prevista para 2021).

En 2018 también liquidó la colección XIII Mystery, serie escrita y dibujada por otros autores y que Van Hamme venía dirigiendo desde 2008 (el decía que actuaba como consultor). Para ello realizó el guión del último álbum, con Olivier Grenson en la parte gráfica.

En su momento, aplaudí esta decisión: todas estas series, tan interesantes en su momento, venían languideciendo durante los últimos años, faltas de originalidad y frescura: demasiados frentes abiertos de manera simultánea, unidos a la ya avanzada edad del guionista, denotaban ya una notable falta de interés por su parte. Él mismo van Hamme describe su forma de sentir en el epílogo de su libro Mémories d’écriture (Bamboo, 2015):

«¿Cuántos años me quedan para vivir con una mente clara y sana? ¿Y qué será lo más importante para mí durante esos años? ¿Escribir día tras día hasta mi último aliento, como Renoir pintando hasta el final con sus manos deformadas por la artritis? No creo que mi vocación llegue tan lejos. ¿Dejar totalmente de escribir y pasar mi tiempo exclusivamente a viajar, estar con los nietos, ir a espectáculos, dedicado a la lectura, los amigos, el placer y nada de marrones? Me sorprendería. La respuesta, como suele ser habitual, está en algún punto intermedio. Y por supuesto, debe estar de acuerdo con los deseos de mi esposa, que sigue estando muy activa y se hace las mismas preguntas… »

Por tanto, se puede afirmar que, descontando sus primeros trabajos, algunos de ellos inéditos en castellano, los seguidores de Jean van Hamme nos encontramos ante una de las contadas ocasiones que nos quedan de poder disfrutar de una obra suya.

Para encontrar los orígenes de Rani hay que remontarse a 2008-2009. Esta serie es la adaptación al cómic de un guión original escrito por van Hamme (con la colaboración de su mujer, Huguette) para una serie de televisión producida por Son & lumiére. Su publicación comenzó antes de que ésta se rodase —no se emitiría por France 2 hasta finales del 2011—. Si la serie de TV consta de ocho episodios, la adaptación al cómic consta de ocho entregas (la última de los cuales todavía no ha hecho su aparición en Francia): cada capítulo se titula igual que el álbum correspondiente. Este primer volumen integral contiene los cuatro primeros. Todavía tendremos que esperar un tiempo, pues, para conocer la conclusión de estas aventuras.

El rodaje de la serie duró quince semanas y se realizó en Francia y, fundamentalmente, en la India. Dirigida por Arnaud Sélignac y protagonizada por Mylène Jampanöi, tuvo un presupuesto de 14 millones de euros, pero no llegó a obtener la audiencia esperada. Su ambientación, especialmente en lo que se refiere al vestuario, y la grandiosidad de sus localizaciones justifican por si solas su visionado, aunque, lamentablemente, la serie sólo se encuentra disponible en francés o en alemán.

Ambientada en el siglo XVIII, su personaje protagonista es Jolanne, hijastra del marqués de Valcourt. La joven verá su vida arruinada por las maquinaciones de su codicioso hermanastro Philipp. Tras ser acusada de asesinato, resulta deportada al puerto de Mahé, en el suroeste de la India, gobernado por los franceses durante esos años. Allí será subastada como Jeanne Dubois, y adquirida por Madame Rose, la propietaria del prostíbulo de la Compañía de Indias, donde Jolanne sufrirá todo tipo de humillaciones. Con el tiempo, conseguirá dar la vuelta a la tortilla y pasar a regentar el burdel, sólo para comprobar como su pasado le persigue hasta ese remoto lugar, siendo víctima del chantaje de un viejo conocido suyo, el inspector Laroche, cuya intervención provocará un nuevo y dramático vuelco en la vida de la protagonista.

Si bien ya se ha dicho que el guión adaptado es de Alcante, la sombra de van Hamme planea sobre toda la serie de álbumes y su marca es reconocible al cien por cien. De hecho, creo que en la práctica, el guión resulta indistinguible de las del resto de la producción de este último. Hasta abundan las escenas de sexo gratuito a las que van Hamme nos tiene acostumbrados (cosa que, por cierto, hace tiempo que resulta una práctica algo más que trasnochada). En esta ocasión, además, la bisexualidad de la protagonista sirve para reforzar su carácter de irreductible, aunque me temo que su carácter no resulte del todo creíble en algunas escenas.

Al dibujante, Francis Vallès, le recordaréis seguramente de la serie Los maestros cerveceros, reeditada en nuestro país hará un par de años por Dolmen (y que también tuvo una adaptación a serie de TV en 1996). Clásico a más no poder, destacan en él su claridad narrativa y sus notables y detallistas dibujos, que cumplen su cometido de manera efectiva, sin aspavientos.

Rani no es una obra imprescindible, que provoque fascinación. Desde mi punto de vista, resulta excesivamente convencional y no arriesga lo más mínimo, tanto en lo referente al guión como en lo tocante al dibujo. Sin embargo, su lectura resulta entretenida y no creo que decepcione a nadie.

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