Reseña de Cómic
La Herencia de la Ira
de Jason Aaron y Ron Garney

David Haldon
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Edición original: Marvel/Icon
Edición española: Evolution/Panini
Guionista: Jason Aaron
Dibujante: Ron Garney
Tapa dura. 136 páginas. Color.
ISBN-13: 978-8490947487
PVP: 15 €

 

Jason Aarón es uno de los guionistas más importantes y conocidos del mercado americano actual, un autor que se mueve con igual soltura tanto en el cómic independiente como en el puro mainstream y en cuya biografía hay obras maestras sin discusión como Scalped, etapas muy buenas de personajes como el Castigador, obras controvertidas como Thora, más que cumplidoras como Star Wars o directamente malas como sus últimos años en Marvel, con Vengadores a la cabeza.

Sin embargo, el cómic que hoy vamos a tratar no entra en ninguna de estas categorías, siendo un ejemplo de trabajo sólido y que deja un buen sabor de boca, por encima de la simple lectura entretenida pero sin el desarrollo y la enjundia necesarios para situarlo entre sus mejores trabajos.

En «La Herencia de la Ira» Aaron vuelve a terrenos ya transitados en «Paletos Cabrones» otra de sus grandes obras, aunque en este caso inconclusa. La historia está de nuevo enclavada en el sur profundo, en la sociedad violenta y endogámica de los pequeños pueblos al sur de la línea Maxon-Dixon y nos presenta a Ira, un matón que se gana la vida como asesino a sueldo de las mafias locales.

Veterano y curtido, conocido por su frialdad y crueldad a la hora de realizar sus trabajos, es el producto de generaciones de «basura blanca» que, como el mismo personaje nos recuerda continuamente durante la obra con su voz en off, carga con la maldición familiar de violencia desde su infancia.

Conocemos a nuestro protagonista en lo que parece en los momentos finales de su vida, recibiendo los resultados de unos análisis que muestran que tiene un cáncer terminal, racionalizándolo de una manera fría y desapasionada, llegando a la conclusión de que lo único que le queda es el suicidio.

Pero ya de vuelta a su hogar, perfectamente ambientado por Garney; una casa solitaria y desvencijada en mitad de la nada, desatendida y sucia, pero en cuyas armarios se almacenan varios cientos de sobres con miles de dólares, producto de los pagos que Ira ha ido recibiendo al largo de los años por cada trabajo, recibe un nuevo encargo, uno diferente. Es un encargo que involucra a su familia, esa familia que hemos ido conociendo a retazos a través de pequeños flashbacks, y que se remontan a varias generaciones. El aceptar ese encargo pone en marcha la trama y el ciclo de violencia.

Estamos ante un buen Aaron, uno que como él mismo reconoce en el prólogo de la obra, utilizó este cómic para exorcizar ciertos demonios personales relativos a su familia, en una historia con un grado muy alto de violencia que incluso puede desaconsejar su lectura al lector más sensible.

Y es que no hablamos de simple violencia gráfica, sangre y tripas, sino situaciones y diálogos que pueden hacer torcer el gesto al lector acostumbrado incluso al Ennis más extremo.

La estructura en forma de flashback, la inclusión de personajes que dan trasfondo a la historia, giros inesperados y unos diálogos secos y duros como los protagonistas, hacen de esta una muy buena lectura que se ve realzada por el dibujo del Garney, irreconocible para aquellos que disfrutaron de sus cómics en los 90.

En la presente obra, perteneciente a la segunda década del 2000, continua con una evolución, consciente de su estilo, dejando de lado las poses y la estética noventera, optando por un trazo más sucio que le viene que ni pintado a la historia. Es cierto que se le puede achacar fallos en el diseño de personajes (la mayoría prácticamente intercambiables) pero la narrativa y el ritmo que el autor imprime con sus dibujos contribuyen a crear una muy buena historia.

La edición de Panini, en tapa dura y buen papel, incluye una introducción del mismo Aaron y una galería de portadas e ilustraciones extra de varios artistas, dando en conjunto un comic muy disfrutable pero no imprescindible y que disfrutarán especialmente los fans de aquel Aaron de «Scalped» y «Paletos Cabrones», aquel que llevamos casi una década sin ver, y que parece, no volverá.

1 Comentario

  1. Una pequeña puntualización: Men of Wrath es anterior a Southern Bastards. El primero empezó a publicarse en 2014, mientras que el segundo llegó ya en 2015.

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