BEFORE WATCHMEN: MINUTEMEN
Guión y dibujos Darwin Cooke

Aprovechando la puesta a la venta del coleccionable Watchmen, inaugurado con la historia Minutemen de Darwin Cooke, vamos a reseñar la que quizás sea la mejor de todas las historias que nacieron a rebufo de la obra magna de Moore.

Darwin Cooke es un genio, eso no se lo descubro a nadie. Un ARTISTA con mayúsculas cuya prematura muerte le impidió alcanzar el Olimpo del medio junto a gente como Kirby o Buscema, pero aun así hay partes de su obra que no son muy conocidas, y esta «Minutemen» es una de ellas.

Cuando anunciaron la publicación de las miniseries de Before Watchmen mucha gente (yo incluido) lo vio un sinsentido, más que eso, una auténtica estupidez; Watchmen es una obra cerrada y perfecta y cualquier adición no podría mejorarla, más aún, existía el peligro de qué trastearan en la obra original metiendo retrocontinuidad… eso se confirmó cuando salieron a la venta las primeras grapas y vimos lo que ofrecían; series de buena factura (sobre todo en la parte gráfica) pero que no aportaban absolutamente nada a Watchmen, innecesarias y prescindibles, así que yo y muchos decidimos pasar de ellas. Y es que como he dicho antes, la perfección no puede mejorarse.

Pero no llegué a leer Minutemen.

Años después, una vez pasado el cabreo y cada vez más admirador de la obra de Cooke me decidí a leerla, y la verdad es que no me arrepiento.

En el guión tenemos una muy buena historia, muy respetuosa con la obra original pero que no se limita a hacer un «une los puntos» entre hechos significativos de la serie madre metiendo paja por medio, sino que homenajeando la estructura narrativa de Moore (en las páginas del libro «Bajo la capucha” que se incluían al final de los capítulos) Cooke nos cuenta la formación de los Minutemen, aportando información y detalles y acontecimientos que simplemente se citaban de pasada en la obra original, y profundidad a personajes como Justicia Encapuchada y Silueta (que desde ya se ha convertido en mi personaje favorito)

No es un simple trabajo de relleno, Cooke hace participar a los personajes en situaciones y circunstancias a las que no se hace referencia directa en Wachtmen o que directamente se inventa para la ocasión —algo no exento del peligro de que el lector sintiera que estaban actuando fuera de personaje— pero sale bien librado.

Y es que el autor capta la personalidad de estas figuras tal y como las planteó Moore, pero con las lógicas diferencias de encontrarnos 40 años antes de los hechos que nos narraron originalmente, de forma que, en ningún momento, el lector tiene la sensación de que está leyendo un pastiche, sino que esas son las circunstancias reales y los momentos decisivos que forjaron a los caracteres que luego conocería en Watchmen.

Es algo muy difícil tratar con un material que viene a ser la Biblia del cómic de superhéroes y ser capaz de crear algo nuevo y totalmente respetuoso, algo que encaja como un guante en la obra original. Y Cooke lo hace.

Para quitarse el sombrero.

Sobre el dibujo hay poco que decir, el cómic abre con una plancha GENIAL (que os pongo en la segunda foto) en la que Cooke demuestra que era un maestro de la narrativa y que usaba la página como un director de cine la cámara, y a partir de ahí el resto es una sucesión de recursos narrativos impresionantes —todos al servicio de la historia— que hacen este un cómic que, una vez leído, vuelves al principio para empezar de nuevo, esta vez disfrutando de las páginas.

En cuanto al estilo, aquí tenemos al Darwyn Cooke más limpio, con un trazo más acabado, sobre todo si lo comparamos con sus obras Noir (Catwoman, Parker) y, aunque personalmente prefiero ese otro estilo, más sucio y menos pulido, no se le puede poner una pega y es que este acabado de líneas más suaves le encaja más a esta obra.

En el tomo recopilatorio se incluían dos historias más (que serán distribuidas a lo largo de este coleccionable) bastante prescindibles.

En la primera, Len Wein y un Steve Rude (que ha visto tiempos mejores) nos cuentan el origen y la historia de Dollar Bill, que resulta una trama bastante rutinaria y olvidable, y que, en algunos momentos, casi se contradice con lo planteado por Cooke.

La segunda historia de Straczynski y Eduardo Risso es más interesante, contándonos el (por nadie reclamado) origen secreto de Moloch. Al disponer del doble de páginas que la anterior, Stracinsky puede crear una historia más trabajada y menos rutinaria que la de Dollar Bill, pero en ningún momento llega a ser interesante —al menos para mí— y los elementos religiosos que introduce están muy cogidos por los pelos. El dibujo sí está a buen nivel, con un Risso que es único para reflejar ambientes turbios y a perdedores.

Dos historias totalmente innecesarias, tanto su creación como sobre todo su inclusión en este tomo, pero que en ningún caso lo desvirtúan.

En conclusión, un gran cómic que no desmerece para nada la gran obra que es Watchmen, y que merece la pena por sí misma no solo como un complemento a esa.

Deja un comentario

Por favor, escribe tu comentario aquí
Por favor, escribe tu nombre aquí

He leído y acepto el Aviso Legal y la Política de Privacidad *

Información básica sobre Protección de Datos:
Responsable: Comiverso, blog de comics
Finalidad: Gestionar los comentarios
Legitimación: Tu consentimiento 
Destinatarios: No se cederán datos a terceros, salvo autorización expresa u obligación legal.
Derechos: Entre otros, a acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.