Reseña de cómic
Astérix tras las huellas del Grifo
de Jean-Yves Ferri y Didier Conrad
Marcos Ordóñez Fernández
Canal Cómics XXI
Edición original: Astérix et le Griffon
(Les Editions Albert René, 2021)
Edición española: Astérix tras las huellas del Grifo (Salvat, 2021)
Guión: Jean-Yves Ferri
Dibujo: Didier Conrad
Tapa dura: 48 páginas. Color. 9’95€
ISBN: 978-8469663875

Astérix y Obélix juegan en otra liga. Sus aventuras están tan enraizadas en la cultura europea que la compra de sus álbumes es un «must», una compra a ciegas. Acaba de editarse «Astérix tras las huellas del grifo» con una tirada de 5 millones de ejemplares. ¿Lo superas? La primera edición se ha publicado en 17 idiomas, incluyendo 5 lenguas de la piel de toro. Éste es el álbum número 39 de la serie.
Tocaba viajar, después de que La hija de Vercingetorix no nos trajera nada destacable. Y ahora nos encontramos al insaciable César deseando lucir un grifo en el Circo romano. Se trata de un animal mitológico con cuerpo de león, cabeza de águila y orejas de caballo.

Como siempre, nuestros irreductibles galos partirán atendiendo una llamada de socorro del pueblo sármata, ubicado más allá de la última frontera del imperio romano, al norte del mar Negro, y para los que el grifo es un animal sagrado.
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En ese pueblo descubrirán los galos que las mujeres van a la guerra y que los hombres cuidan la casa. Allá lucharán para que los legionarios no capturen al grifo. La tropa romana la encabezan Ensujugus y Terrignotus, personaje éste último en el que se reconocen los rasgos del conocido escritor Michel Houellebecq.

Los sármatas conquistaron el territorio de los escitas en el siglo III a. C en las zonas de Polonia y Ucrania. Esta aventura mejora la propuesta anterior. Se recupera parte del humor consustancial a los héroes galos. El relato avanza bien y nos conduce por las heladas tierras sármatas administrando el misterio. Aún así aún estamos lejos de la excelencia de Goscinny.

Conrad mimetiza el dibujo de Uderzo llevándolo al nivel de detalle del que hacía gala el maestro. Ferri, sin embargo, no disfruta de su condición de guionista, porque todo lo que no sea poseer el toque Goscinny, ya es un camino equivocado. Ferri debería estudiar a fondo el ritmo, los personajes, el humor pero también el corpus dramático de «Asterix Legionario», «El escudo arverno» o «La cizaña», y aplicarlo a las nuevas aventuras. Son manuales imprescindibles que contienen la fórmula del éxito.
En Ferri están puestas todas las miradas para que este tándem autoral logre, más pronto que tarde, la ansiada obra maestra. Estamos ante un claro ejemplo que demuestra la vital importancia de un guión sólido. Un dibujo prodigioso nunca podrá disimular la falta de un guión con garra, ni podrá sustentar el peso de un relato. Yo siempre lo he dicho: prefiero un dibujo flojo con un guión brillante que no al revés.