Reseña de Cómic
Lezo: La toma de Bocachica
Ángel Miranda y Guillermo Mogorrón
Guion: Ángel Miranda Vicente
Documentación e investigación: Ramón Vega
Dibujo: Guillermo Mogorrón
Editorial: Autoedición
Páginas: 100
Precio: 19€
Ángel Miranda ha logrado financiar a través de una más que exitosa operación de crowdfunding un trabajo que, de otra manera, sería francamente complicado que viera la luz; nos referimos a Lezo. Como nos indica el nombre, nos encontramos ante un cómic (más concretamente ante una primera parte) basado en una de las mayores hazañas de la historia militar española: la defensa de Cartagena de Indias por parte del guipuzcoano Don Blas de Lezo.
La historia comienza con la batalla de Vélez-Málaga (año 1704) en la que la flota hispano-francesa se enfrentó (dentro del marco de la Guerra de Sucesión española) a la anglo-holandesa y en la que unos jóvenes Blas de Lezo y Edward Vernon se enfrentaron por primera vez. Como resultado de esa batalla naval, el joven marino español perdió una pierna, pero gracias a la valentía que demostró durante la acción fue ascendido a alférez de bajel.
LA TOMA DE BOCACHICA
Tras esta breve introducción, la acción se traslada a 1741, momento en el que España estaba enfrentada con Inglaterra (para variar) en el conflicto conocido como la Guerra del Asiento o Guerra de la oreja de Jenkins. Frente a Cartagena de Indias, y bajo el mando de Sir Edward Vernon, se encontraba la mayor flota que Inglaterra había reunido hasta ese momento (200 barcos y 27.000 soldados). España, dueña de la plaza, tan solo disponía de 6 barcos y 3.000 soldados (más tropas auxiliares) para la defensa.
En el cómic vemos cómo Lezo tiene que enfrentarse al gobernador de Cartagena de Indias por la forma de defensa que este plantea y cómo se prepara la resistencia de la ciudad y de los militares frente a un enemigo netamente superior de torna heroica. También encontramos a un Vernon especialmente confiado que notifica la toma de Cartagena cuando tan solo había logrado tomar uno de los fuertes que la protegían.
LOS AUTORES
El guionista Ángel Miranda ya se había enfrentado en Espadas del fin del mundo (también financiado a través de una campaña de micromecenazgo) a otro glorioso episodio histórico español. Nos referimos al supuesto enfrentamiento entre las fuerzas españolas y un contingente de samuráis japoneses en el siglo XVI. Decimos “supuesto enfrentamiento”, puesto que existen dudas sobre si los enemigos realmente fueran samuráis y se plantea la posibilidad de que fueran o bien ronins o simplemente corsarios del país del sol naciente.
Pues bien, Miranda sale airoso de la difícil tarea de adaptar fielmente un hecho histórico, perfilando hábilmente el perfil psicológico de los personajes, pero sin convertirse en algo tedioso o para meros eruditos.
Por su parte, el dibujo de Guillermo Mogorrón, si bien es sobradamente solvente, con algunas recreaciones de escenarios brillantes, se le puede antojar tosco a los lectores acostumbrados a recreaciones históricas del estilo de Grandes batallas navales: Lepanto.
Este primer número (de dos) viene complementado con una serie de extras, que ayudan al lector a complementar sus conocimientos sobre la época, los hechos y los protagonistas.
En definitiva, podemos afirmar que Lezo es un cómic altamente recomendable para todos los aficionados a la historia.
Me parece muy bueno, son 80 páginas de cómic y unos interesantes anexos. Bien ambientado y documentado. Quizá los personajes (buenos muy buenos y malos muy malos) podrían matizarse algo más. Espero la continuación, la compraré sin duda.
Gracias Carlos por tu comentario.
«Lezo» es una de las mejores obras del cómic histórico español.
Esperemos poder ver pronto la segunda parte.
Resulta interesante como uno de los mas grandes estrategas que haya tenido España no tenga ni siquiera un sutil reconocimiento en su país. Solo en Cartagena, frente al Fuerte de San Felipe de Barajas hay una estatua del «mediohombre», con réplicas a escala de las monedas que mandó a acuñar Vernon pensando que iba a ganar. También es curioso como en una visita del entonces Príncipe Carlos a Cartagena se quizo poner en plaza pública y cerca a la estatua de Lezo una placa conmemorando la batalla desde el bando inglés y esta fue destruida por un cartagenero como retribución a la ciudad. Tanta fue la crítica social que al final la retiraron. El punto al que quiero llegar es que pareciera que se habla y respeta mas la memoria de Lezo en Colombia que en la misma España.