Reseña de Cómic
La Flor del Nuevo Mundo
Editorial: Planeta Cómic
Guión: Enrique Sánchez Abulí
Dibujo: Alfonso Font
Hoy en día, cuando tan de moda están los concursos culinarios en televisión, podríamos hacer una extrapolación al cómic; a todo el mundo le gusta una buena comida, trabajada y con una brillante combinación de ingredientes que de como resultado un conjunto de sabores que sorprenda al paladar y maraville al comensal… una Cosa del Pantano de Alan Moore por ejemplo. Pero no se puede vivir cada día comiendo ese tipo de platos y hay que alternarlos con otros más ligeros, aperitivos a primera vista menos trabajados y que no llenan tanto, pero que pueden dejar una agradable sensación en la boca y en el estómago del que los prueba.
Esto es lo que nos ofrecen los veteranos Enrique Sanchez Abuli y Alfonso Font: un aperitivo pequeño y que se degusta en un santiamén pero que deja un gran sabor de boca. Sobre todo por el dibujo de Font, con un color que deja con la boca abierta (increíble los efectos que logra crear en la representación del agua, por ejemplo) en una historia que si bien no deja de ser anecdótica en su argumento, nos presenta un fresco perfecto de un momento muy concreto de la historia; la conquista de las tierras chilenas por Pedro de Valdivia y su enfrentamiento con las tribus mapuches locales.
En la historia vemos como una española, la sevillana Isabel de Maluenda, viaja a dichas tierras acompañando a su marido y cómo es secuestrada por un cacique local que se encapricha de ella. Somos testigos de sus sucesivos intentos de fuga, de cómo se reencuentra con los españoles y de como el jefe tribal se niega a renunciar a su cautiva, pero todo en una historia muy ligera y anecdótica. Lo interesante es el fresco que los autores nos hacen del momento, la representación de las diferentes culturas, tan diferentes, que chocaron en ese lugar y en ese momento concreto.
Lo mejor sin ninguna duda es el dibujo. Alucinante. Font consigue representar la naturaleza, la frondosidad de la selva, la pureza de unas aguas y un cielo aún vírgenes con un color y una economía de medios que es para quitarse el sombrero.
No es una lectura que cambiará la vida de nadie pero sí una muy agradable y perfecta para degustar tranquilamente deteniéndose en cada detalles y cada viñeta y te deja con ganas de que estos cocineros preparen futuros platos más contundentes.